Movimiento Ciudadano tiene un severo problema de identidad. Es verdad que en términos de mercadotecnia probablemente sea el partido más exitoso de tiempos recientes, con viralización de contenidos como la célebre tonada de “nanananana” o el meme “fosfo-fosfo”. Sin embargo, la tiktokización de la política se agota. En momentos determinantes el electorado exige que los partidos muestren una postura clara ante la coyuntura; MC no la tiene.
A nivel nacional, los naranjas han logrado construir de manera más o menos coherente una identidad de partido de centro progresista, socialdemócrata, que defiende causas de izquierda liberal y moderna. El incremento de las vacaciones, la reducción de la jornada laboral o la legalización de la cannabis son algunas de sus principales banderas.
Sin embargo, en Jalisco y Nuevo León predomina el pragmatismo electoral y, especialmente, las personalidades de los dos gobernadores emeceístas. Muestra de ello es que en nuestro estado la discusión del aborto o de la eutanasia no sean siquiera una posibilidad. Ninguna anomalía; sucede aquí y en cualquier democracia occidental: el discurso idealista nacional choca con la lógica pragmática local.
Durante estos días se ha hecho evidente esta contradicción con el pleito en la Ciudad de México entre los aliancistas (PAN-PRI-PRD) y los naranjas. Mientras a nivel nacional (en realidad, a nivel CdMx) MC busca distinguirse tanto del oficialismo como de la oposición y consolidar su discurso de “una tercera vía”, en Jalisco esta narrativa no es útil, pues el partido requiere presentarse como una oposición frontal a Morena y el único partido capaz de contener al obradorismo. Esto se debe a que el bipartidismo jalisciense se reconfiguró y el espacio político-ideológico que ocupaban el PAN y el PRI ahora ha sido tomado por MC y Morena, respectivamente.
MC tendrá que asistir al diván para aclarar su identidad. Su crecimiento se puede ver frenado si el electorado no entiende qué está votando exactamente: un partido capaz de ser dique a Morena o una fuerza de centro izquierda que a veces tenga pactar con el partido guinda para obtener concesiones como las “vacaciones dignas”. ¿Oposición o comparsa?