Como si estuviéramos viendo una serie de televisión, ahora estamos preparándonos para ver el siguiente capítulo de la novela, López Obrador contra el INE.
Si alguien todavía tenía una duda de la polarización que se está viviendo en nuestro país, no se preocupe, el próximo 26 de febrero tendremos la continuación de la marcha en defensa del INE.
Esta marcha, que pretende congregar a miles de mexicanos para expresar su apoyo a uno de nuestros organismos clave y que por presiones presidenciables, se ha puesto bajo ataque.
Como era de esperarse, de la misma forma saldrán a la calle, este próximo 18 de marzo, simpatizantes de nuestro mandamás, para poder reclamar la corrupción y mal manejo del mismo organismo.
Claro que todo mundo está en su derecho de manifestarse, tomar una calle, transitar por la misma y expresarse, esto es un derecho universal.
Después de que las marchas concluyan, ambas partes saldrán a demeritar a sus oponentes, argumentaran cifras estratosféricas en sus concentraciones y se proclamarán victoriosos de este ejercicio, esto sucede siempre, parece un guión bien ensayado y probado.
Lamentablemente para los mexicanos en este tipo de situaciones no tenemos los puntos medios.
Cada uno ve una fuerza imparable, según la marcha en la que haya tocado participar y no aceptamos tonos grises, o es negro o es blanco.
Todo esto no lleva a nada ni conduce a nada, ambas partes deberían de ser capaces de escucharse y no parecer una rebatinga de mercado en donde el ciudadano es el más afectado, por que lejos de mostrar alguna alternativa, todo se reduce a una gresca personal entre los amlovers y la oposición.
Este tipo de ejercicios nos demuestran que en nuestro país cada vez es más fuerte la polarización, lo cual no es cosa menor si tomamos en cuenta que nos encontramos en el umbral de una nueva batalla en las urnas y ahora es por la elección más importante, la elección presidencial. López Obrador no se cansa de increpar a su oposición lanzando dardos envenenados argumentando que Morena ganara fácilmente en el 2024.
Es la manera en la que se ha manejado todo el sexenio.
Debemos aprender que en México todas las opiniones cuentan y todas caben. No podemos estigmatizar a un orador mañanero y creerle todas sus “verdades”.
La diversidad también está en las opiniones hagámoslas valer.
