Con una imagen muy degastada de nuestra figura presidencial, pareciera que llevamos años de este suplicio llamado 4T, cuando la realidad es que no llevamos ni el año y a falta de 3 meses para cumplirlo, AMLO presento su tercer-primer informe de Gobierno.
Desde el principio cuando la comunicación oficial anunciaba el primer informe y la mampara colocada en palacio nacional anunciaba el tercero, la confusión empezaba.
No voy a entrar en el alegato constitucional de este hecho, eso lo dejo a los expertos, pero en palabras terrenales, puedo decir que este es el ejemplo del desgarriate típico de esta administración.
Y no es porque este informe se haya publicitado así, me refiero a todo lo que nos ha pasado en estos largos 9 meses.
Hemos tenido de todo, empezando con declaraciones muy peculiares de nuestro presidente y también de connotados representantes de la 4T, consultas a mano alzada para definir proyectos, cancelación de algunas obras y anuncio de otras que no pueden empezar, grandes discursos de apoyo a sectores vulnerables y en contraparte un desabasto nunca antes visto en el sistema de salud mexicano, ahorros mal entendidos y peor ejecutados, perspectivas de crecimiento económico muy bajas, grandes apoyos económicos para mantener la clientela lectoral y por otro lado la reducción de apoyos a ciencia y emprendedurismo, renuncias escandalosas de su primer círculo y una violencia sin precedentes en el país, cerca de 20 000 homicidios en estos primeros nueve meses enmarcan como nos ha ido.
Solamente la inseguridad fue reconocida en este tercer-primer informe plagado de buenas intenciones, autoelogios y estadísticas provenientes de su departamento de “otros datos”.
Como si el simple hecho de mencionarlas las hiciera realidad.
Todos los mandatarios, aprovechan su informe para presentar al pueblo sus logros y engrandecer la marcha que lleva el país, eso es una obligación, pero en el informe presentado por AMLO, es muy pronto para hablar de metas alcanzadas.
No basta con haber incrementado el salario mínimo, o regalar apoyos a estudiantes y gente de la tercera edad, para decir que vamos en el camino correcto.
El gobierno aún no ha definido el rumbo de nuestro país, existe mucha incertidumbre en los rubros económicos y sociales.
No todo lo hecho es malo, pero las buenas intenciones no necesariamente nos llevan a la prosperidad, esperemos que nuestro presidente deje de vanagloriarse y elogiarse y pase a un ejercicio de autocrítica, con datos reales, para que empiece a darle buen rumbo a nuestro México.