Hoy se ve cansado el Presidente. Es jueves. No es para menos. No son días de fiesta. Y por lo visto, los que vienen tampoco lo serán. Ayer los padres de los 43 jóvenes desaparecidos ―más acompañantes― en Palacio. Con toda la presión. Con nada ya de tiempo. Y, este viernes, Beryl. Por segundo día consecutivo, su prioridad es el huracán. Enlace con Laura Velázquez, de Protección Civil. Está en Tulum, donde se va a recibir el golpe este viernes al amanecer.
“Están desplegados 13 mil 300 elementos de apoyo a la población, 2 mil vehículos y ocho helicópteros”.
Lección a la acapulqueña. Han tomado todo tipo de medidas. Incluso de comunicación. Hay comandante a la vista. Esta vez lo están haciendo al más puro estilo del poeta Benedetti: táctica y estrategia. Nadie lo reconoce. ¿Para qué? Así es este negocio. Que salga todo bien.

Hay reporte del programa Internet para todos. Emiliano Calderón es el coordinador. “Se tuvo que empezar desde cero en la zonas poco redituables, alejadas y pobres… El Presidente encargó ir a las más apartadas”. ’Ya mero’. ‘Falta poco’. El primer mandatario (argot retro) toma la palabra. Habla de nearshoring. “Le pusieron el nombre ése en inglés, ¿cómo le dicen?… Es una propuesta de México, la hicimos desde que llegamos al gobierno”. Y tira un poco más alto la piedra al cerro. Para contener la hegemonía comercial de China, propone ir tejiendo para el largo plazo el equivalente de la Unión Europea, en América. Mucho mejor que hablar de Noroña.
Que si lo cuestionan porque reparte dinero… “¡Y sí! Distribuir el ingreso, la riqueza, el presupuesto con justicia, se reparte el dinero y se tiene al pueblo, pues claro, así de sencillo”. Pa ahorrarles dudas.
En algún momento evocó a Antonio Ortiz Mena: “de los mejores, si no es que el mejor secretario de Hacienda que hemos tenido”. No agraviando lo presente... o sí. Y un saludo en retirada a los amigos empresarios que no han pasado a la caja.
“Voy a pedir al director del SAT que venga y nos diga los que están pendientes… Y a lo mejor en estos días se animan a pagar”. Reporteras y reporteros, ya la saborean.

El tercer anuncio del gabinete de Claudia Sheinbaum, como si no fuera a suceder en unas horas. No es tema. La mañana es para compartirse con los seres queridos; y ahorita es solo de él. Al rato le toca a ella. Todavía es tiempo de contar a los jóvenes del futuro que ya no son, de cuando el secretario de Gobernación era el número dos en el gobierno, y suelta una buena estampa. “Ahora todos son iguales, el pueblo es el uno y el dos a lo mejor soy yo”. En presente. Se imprime. Y empieza a calentar el motor con el tema del sueldo de los ministros de la Corte.
“¡Caraduras, cretinos!”, y para quienes lo presentan como dictador: “¡Qué tengo que ver con Iturbide! ¿En qué me parezco a Santa Anna, cuál es mi similitud con Porfirio Díaz o con Salinas de Gortari? ¿O con Hitler, Mussolini, Franco, Pinochet? ¡Yo soy de Tepetitán! Y soy demócrata, no hipócrita”.
Toma aire. Y embiste: “Quiero que sea el pueblo el que mande, no la oligarquía… Una minoría rapaz, ambiciosa, corrupta, hipócrita, clasista, racista, etcétera, etcétera, etcétera. ¡Vámonos a desayunar!”. Sin aguacate. Por el bien de la nación.