Papá, ¿todavía crees en Dios?
Un silencio, un desasosiego es la respuesta en los ojos del hombre adulto que fue violentado por un sacerdote cuando él era un niño de apenas nueve años de edad…
Años 70. El padre Bernard Preynat, de la diócesis de Lyon, Francia, convive con niños en un campamento de scouts, alrededor del fuego. Uno será el elegido por el cura. O en la propia Iglesia, al lado de un Cristo: manda subir las escaleras al elegido.
Para 2016 estalla la verdad. Más de una decena de adultos de 50 y poco menos de 40 años fueron comprobadamente violentados en su infancia por el depredador sexual, entre 1971 y 1991. Levantan la denuncia en los juzgados y se descubre el ocultamiento de la Iglesia católica. Un caso que aún no se cierra. Donde el papa Francisco —por fin, apenas en 2018—, abre a la justicia la posibilidad de llevar a la cárcel a pedófilos de su grey…
François Ozon recrea magistralmente la historia en el cine bajo el nombre de Por gracia de Dios. Niños hoy adultos, con sus vidas desvencijadas, enfurecidos, unos más que otros. Sanar lleva tiempo, pero nunca desaparece la cicatriz. Son los que no olvidaron la pesadilla, la huella que deja una vejación. Madres con culpa de no haberse dado cuenta. Padres que prefieren callar la confrontación con el pasado. Hijos que observan el desmoronamiento de familiares inmersos en mentiras de la religión. Esposas que empujan hasta las últimas consecuencias el ilícito, porque ellas mismas fueron abusadas alguna vez.
La pedofilia y la homosexualidad no son correspondientes, queda aclarado en el filme. Bernard Preynant ha reconocido sus delaciones, ¡pero sigue libre! El papa Francisco, a pesar de las declaraciones contra la pederastia en la iglesia sigue sin entregar a la justicia al sacerdote. Inexplicable. La dura crítica al director del Vaticano cala duro en la cinta, de enorme actualidad.
La película de Ozon ganó el Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de cine de Berlín. Podrá pensarse que la cinta no es mejor que otra de sus obras porque esta vez el realizador optó por usar el arte cinematográfico como arma contra la incomprensión de un tema tabú en las familias religiosas. Una cachetada en Navidad. Denuncia necesaria donde el cine se asoma al silencio para gritarlo, sin permitir el perdón de una iglesia irresponsable.
Apenas ayer confirman que el padre Maciel abusó de al menos 60 niños en su cofradía Los Legionarios de Cristo. ¿Se fue al cielo sin justicia? Conozco casos de abuso por parte de sacerdotes pedófilos y —créanme—, no se parece en nada al placer de la sexualidad como un acto de libertad. ¿Por qué no se legisla este delito sin restricción religiosa de por medio? ¿Por qué la iglesia católica no abre definitivamente la puerta para que sean castigados en la tierra? Inaudito.
Por gracia de Dios es un filme contra el crimen. François Ozon logra tocar sin piedad las emociones más gélidas de aquellos que no queremos saber nada de pedofilia clerical. Nadie debe dejar de verla. Es una cachetada de verdad que, aunque incómoda, necesaria para que nunca más pasen sucesos como los de Lyon.
Aquellos niños violentados por Bernard Preynat esperan justicia. No será divina.
¡Feliz Navidad!