Cultura

Lácteos cuajados

De forma misteriosa Miguel se acerca al comedor, con apenas dos años de vida ya alcanza todas a aquellas cosas que estén en la orilla de la mesa. Sin ver, toma un trozo de pan, consigue algo de queso y, con el doble de esfuerzo, toma una mamila con miel. El silencio en la casa lo delata y tanto su madre como su abuela comienzan la búsqueda. Lo encuentran agazapado detrás de un sillón, con las manos llenas de miel, aunque el pan y el queso han desaparecido. Aquella escena les parece familiar, pues hace unos días leyeron acerca del origen griego del queso.

Un viaje por el tiempo nos coloca a las orillas del mar Mediterráneo, la espectacular vista se complementa con un grupo de ovejas que se refrescan plácidamente, detrás de ellas se puede ver a un joven, que nos relata la leyenda acerca de la creación del queso. La historia describe como Amaltea, una ninfa en forma de cabra logró alimentar a Zeus cuando este era pequeño, ella le proporcionaba su propia leche y miel. Dicha leche, una vez cuajada, dio paso al queso. Por otra parte, se tiene la historia de Aristeo, pastor que fuese hijo de Apolo y la ninfa Cirene, quien aprendería la técnica para su elaboración por parte de Quirón, un centauro. Del mismo modo, se asocia al propio Aristeo la apicultura, domesticación de las abejas, y el cultivo del olivo. Dando paso a parte fundamental de la dieta Mediterránea.

Por otro lado, los mismo griegos terminaban sus banquetes, conocidos como symposion, repartiendo entre los invitados, trozos de queso, con el objetivo de reavivar la sed y realzar el sabor del vino, una práctica que aún hoy en día se tiene como protocolo para degustar dicha bebida. Cabe destacar que la leche de vaca no era la fuente principal para la elaboración de quesos; tanto la leche de cabra, oveja e incluso de yeguas, eran las que proveían de la materia prima óptima para su elaboración. Dichos quesos eran frescos, de color blanco, aromatizados con distintas hiervas y condimentos. En cuanto a su nombre, muchas referencias comentan que queso proviene de caseus, aunque también era nombrado formaticum, en referencia al cesto donde se colocaba la cuajada; de este mismo devienen motes como formaggio o fromage. Durante la Edad Media se llamaba caseus cuando se refería a él como tributo, pero también se le llamó formaticum cuando se hacía referencia al número de piezas.

En el caso mexicano, con la llegada del ganado vacuno, de la mano española, la producción de quesos fue, mayoritariamente, de vaca. Probablemente por la intensidad de sabor y cremosidad moderada, dejando de lado los quesos de oveja o cabra, los cuales resultan de sabor fuerte para el paladar mexicano. A pesar de la alta gama de quesos madurados que se elaboran y consumen en el país.


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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