Ayer, mientras los representantes de los miembros del T-MEC firmaban el protocolo modificatorio, se cumplían 845 días desde que se comenzó a renegociar el TLCAN.
No faltaron ingredientes en este proceso: una campaña presidencial hostil hacia México de Donald Trump, amenazas de aranceles, un tercer socio como Canadá que se baja y luego se sube a la negociación, elecciones presidenciales en México, una guerra comercial con China y un boom migratorio desde Centroamérica que puso nuestra frontera norte más caliente que nunca.
“Es un resultado satisfactorio: porque nos quedamos en el club de América del Norte como socios del bloque comercial más poderoso del mundo y con una visión de comercio exterior que da una señal muy positiva a los mercados”, me decía Moisés Kalach, director del Consejo Consultivo Estratégico de Negociaciones Internacionales del CCE.
“Como en todo tratado, hay costos y beneficios. Sin duda hay un foco amarillo en la parte laboral donde será central la implementación de lo prometido. Pero, sin duda, si queremos jugar en las grandes ligas, tenemos que cumplir con sus reglas. Como se vea, este acuerdo es muy positivo para nuestro país”, agrega.
Si bien no se ha sabido exactamente el costo que significarán los ajustes finales que hicieron en el plano laboral, lo cierto es que México estará a partir de esta firma en una mejor posición y con mayor certidumbre que otros mercados emergentes.
“Lo bueno es que ya se tiene un acuerdo que tanto los republicanos como los demócratas están dispuestos a apoyar. Lo que México hizo es tener una póliza de seguro que otros países no tienen”, me explicaba Carlos Baker, quien fue subsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía durante las negociaciones de este tratado hasta su firma en Argentina, en noviembre de 2018.
Uno de los sectores que estuvo más expuesto en las negociaciones fue el automotriz. Ahora el T-MEC obliga a que 40% del valor de los automóviles y 45% de las camionetas ligeras se fabriquen en instalaciones donde los trabajadores cobren un promedio de 16 dólares por hora. En nuestro país, según un reporte reciente, el salario promedio del sector es de 8 dólares por hora. Sin duda las grandes armadoras instaladas en nuestro país deberán hacer ajustes, como GM. Hoy 41% de su segundo modelo más vendido en EU (la Chevrolet Equinox) se fabrica en México y estaría fuera de esta nueva fórmula de comercio trilateral.
“Nos espera un proceso de implementación, que será ordenado pero principalmente un proceso cumplible”, dice Kalach, quien espera que estar dentro del nuevo TLC permitirá a México regresar a una tendencia que este año se rompió: la de acompañar en casi los mismos porcentajes al crecimiento de la economía de EU que promete mejores cifras que las que tenemos de este lado de la frontera.
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@ba_anderson