Cultura

Revoluciones con 70% de descuento. Aquí y en Rusia

De unos años a la fecha podemos presumir que la Revolución tiene su buen fin. En el trance de ordenar los días festivos, y el verbo ordenar por estos días significa poner al servicio de los negocios cualquier actividad cívica, la salud, la educación o al gobierno, seguramente la tecnocracia, confabulada para enaltecer a la bendita productividad y a su vástago preferido, el consumismo, decidió que el día dedicado a la Revolución mexicana (¿qué es eso?, habrá preguntado más de uno de los conspiradores) venía mejor para promover la circulación de dinero con el truco de ofrecer productos en oferta a la clase trabajadora que así podría decir: me hizo justicia la Revolución; es mejor esta iniciativa, deben haber pensado, que un desfile deportivo con el presidente y los gobernadores parados en su respectivo balcón viendo pasar contingentes.

Para los fanáticos de la historia, para quienes juzgan que la guerra civil que se extendió dos décadas y acumuló un millón de muertos es una de las epopeyas que la identidad nacional debe atesorar y que a nuestra vida institucional toca rememorar con agradecimiento, no debe resultarles nada agradable que el recuerdo de la gesta armada, intelectual y política que nos dio patria, literatura y artes en general (también al PRI, al PAN, al resto de los partidos y el ADN indeleble de lo que nuestra clase política llama gobernar) haya terminado subsumido en la vorágine del mercado de bienes y servicios.

Pero bueno, el axioma “renovarse o morir”, aunque la renovación implique simplemente restaurar, es inapelable; lo medimos en la mutación de los lemas que usaron grupos revolucionarios: la tierra es del que la despoja, de preferencia si hablamos de practicar la minería y la ganadería y si comunidades indígenas son las perdidosas tal como en el siglo XVI y subsecuentes (idealistas nacidos en la centuria antepasada pretendieron que la tierra fuera del que la trabaja con sus manos); reforma (mero nombre de calles por todo el país), libertad (sólo que no haya más remedio y en dosis controladas), justicia (para quien la pueda pagar) y ley (en calidad de letra muerta); sufragio efectivo (lo efectivo de votar consiste en que una camarilla se reparta, sin mayores sobresaltos, el poder) y no reelección (de personas, aunque los modos de éstas para mal gobernar pasen de una a otra casi sin merma); Constitución y reformas (la primera permanece, aunque oculta por la multitud de las segundas).

El muralismo con el que celebramos el buen fin de la Revolución es un retrato de época, de ésta: por todas partes afiches, en alta definición, con electrodomésticos, bebidas alcohólicas, ropa, viajes, etc., señalados como ganga. La proeza de los precios bajos equivale a la toma de Zacatecas; la artillería estratégicamente emplazada dispara millones de spots con comerciales mientras el pueblo, agradecido, lanza su sombrero al viento en homenaje a los héroes que le dan descuentos, o sea: parabienes a la rediviva tienda de raya de la era de don Porfirio: ¡vivan los 24 meses sin intereses! ¡Vivan! ¡Vivan los monederos electrónicos! ¡Que vivan! ¡Comience a pagar cuando ya no tenga dinero! ¡Viva!

Al cabo no queda otra que preguntarse si la Revolución fue la hazaña colectiva que a lo largo de casi un siglo festejamos con fervor patrio; pero antes de responder conviene evaluar lo que como nación vamos siendo: un conjunto de ideales y principios desvaídos, una población atravesada por la violencia, la impunidad, la desigualdad, inerme frente al crimen organizado que se instaló, que instalaron como contrapeso magnífico de las instituciones. Tal vez lo que la Revolución requiere, más que conmemoraciones ramplonas, es que la recorramos desde su génesis hasta su apocalipsis-ahora: su fondo utópico se diluyó al imperio de los pocos que desde siempre vieron en ella la excusa para hacer negocio; los pocos que antes la usaban de armadura y que hoy simplemente la hacen a un lado, ya ni como pretexto es buena.

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Augusto Chacón
  • Augusto Chacón
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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