Cultura

El malestar y los síntomas

Llegado al punto en el que está la incursión de Enrique Peña Nieto en la presidencia de México, incluida su campaña electoral, con su periodo de gobierno a punto de cumplirse, ya alcanza para mirarla por fases. Podemos decir que hubo un antes y un después de los libros que no pudo mencionar en la FIL; a lo que siguió el antes y después del Pacto por México, hasta las reformas estructurales y el brevísimo periodo de gracia, falso, de éstas, que franqueó la puerta al antes y después de Ayotzinapa que, por su gravedad y dimensión, no se anuló y en cambio se tornó en el medio ambiente de las fases que se siguieron acumulando: antes y después de la casa blanca, antes y después de los gobernadores pillados in fraganti y de la estafa maestra, antes y después de la visita del Trump candidato, antes y después del gasolinazo, antes y después de los terremotos, antes y después de su elección de José Antonio Meade como pretendiente del PRI a la presidencia de la República. Rizos retorcidos habrá en su viaje en picada desde el antes y el después del 1° de julio gane quien gane la elección, para terminar con las fases que en cinco meses apresurarán el vórtice de una administración que, vista entera, luce como si al comenzar alguien hubiera bajado la palanca del excusado y su destino se hubiera abismado en giros a cada momento más breves y acelerados, irrefrenables.

Lo curioso es que, con todo y las marcas terribles en la línea del tiempo de su tránsito como aspirante y titular del poder Ejecutivo, lo inmutable, lo que no se dejó influir por ninguna de las señales externas, pero que tampoco cambió impelido por sus propias palabras y por sus hechos negativos, documentados, fue el mismo Peña Nieto; presidente de su torre de marfil, ha sido un gobernante fiel a quien es, si algo traicionó fueron las expectativas perfectamente mal fundadas de quienes por alguna misteriosa razón las tuvieron elevadas, respecto a él y a su gobierno. De finales de 2011 a mediados de 2018, muchas cosas se transformaron en el país; miles de asesinatos dolosos por año, miles de desaparecidos; el desvanecimiento del petróleo como fuente de divisas; el crimen organizado en posesión plena de más territorios, de más vidas y modos de vida; el despojo sistemático e impune a las comunidades indígenas; la violencia exacerbada contra cada grupo vulnerable; la boyante economía informal que desmiente las pregonadas bondades de las reformas fiscal y laboral; el desarrollo urbano comandado, ya sin embozo, por la tasa de retorno, no por el desarrollo sostenible y la calidad de vida; la casi nula confianza en las instituciones y el individualismo como cicatriz de la búsqueda del éxito a como dé lugar, pero también como refugio para sobrevivir. Tanto tan diferente en seis años y, no obstante, todo como si fuera lo mismo, especialmente para la clase política, que se contenta con disputarse el poder sin mirar a lo que la rodea, danzando inconsciente sobre la Santa Bárbara que creó.

La cuenta que tenemos para este régimen no es similar a las que presentamos a los anteriores; éste llevó las cosas al paroxismo, por sus méritos y por acumulación: las taras de la administración pública, los privilegios selectivos, la tolerada desigualdad, los crímenes y la impunidad en su punto más alto, no porque no puedan ir a más, sino porque ahora están en un puerto, el del hartazgo. El encono que atestiguamos por lo electoral, la rajadura profunda en el frágil tejido social, la desesperanza y la voluntad por trozarlo todo, de la mano de quien sea antes que seguir la ruta ya conocida, sin otra consideración que el ansia por al fin sacar la cabeza y entregarse al ensueño de que algo podría ser distinto… esta puede ser la fase definitiva de un sexenio que bajo cualquier óptica fue, es, un error histórico. ¿Dejaremos que todo tome su cariz, el del nefasto régimen, creyendo que nosotros, pintados de la preferencia electoral que nos dé la gana, somos el problema?

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Augusto Chacón
  • Augusto Chacón
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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