“El teléfono necesita enfriarse antes de poder usarlo”, con esta leyenda me encontré tras haberlo dejado en el auto, directo al rayo del sol, después de realizar una compra en la que no tardé más de cinco minutos. Efectivamente, el dispositivo estaba caliente.
Las altas temperaturas que se han sentido durante la temporada, además de poner en riesgo la integridad de las personas, en algunas circunstancias, también pueden afectar de manera irreversible sus dispositivos electrónicos.
La mayoría de los aparatos móviles -smartphones, tabletas, consolas, laptops- recomiendan su uso en entornos en donde la temperatura oscile entre los cero y los 35 grados centígrados.
Una de las principales afectaciones que pueden causar las altas temperaturas es en la batería ya que el litio, que es componente principal, tiende a expandirse y en el caso más extremo, incendiarse.
Las pantallas también pueden resultar muy afectadas ante la exposición prolongada al rayo del sol o en el interior de los vehículos en donde el calor incrementa de manera exponencial.
Finalmente, podría presentarse la deformación de partes de plástico y complicar la entrada de otros dispositivos de almacenamiento como memorias USB y SD.
Pese a que existen situaciones técnicas por las cuales un dispositivo tiende a aumentar su temperatura -uso de juegos con una gran carga gráfica o realidad aumentada, carga remota, actualización de software, transmisiones de video de alta calidad- la sobreexposición al calor puede resultar letal.
En España y Japón, donde las temperaturas han alcanzado máximos históricos algunas marcas ya han enviado comunicados alertando sobre los entornos en los que deben ser usados sus productos.
Por lo tanto, comparto las siguientes recomendaciones:
No exponer de forma prolongada su dispositivo móvil a la luz solar o a condiciones de calor.
Evitar dejarlos al interior de vehículos o espacios en donde exista vidrio y el rayo del sol impacte de manera directa
Revisar que las salidas de respiración del aparato no estén bloqueadas por carcazas o cubiertas.
No trabajar sobre la ropa o muebles de tela, ya que contribuyen a concentrar el calor.
Cerrar los programas que no se estén utilizando, ya que también requieren de una mayor energía y contribuyen al calentamiento.
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