Numancia es una tragedia renacentista escrita hacia 1585 por Miguel de Cervantes inspirada en la derrota de Numancia a manos del poder romano en el siglo II a. C. en el contexto de las guerras celtíberas.
Esta obra nos habla de la heroica lucha contra la invasión, la humillación y la injusticia de un pueblo que se siente arrollado por el poder militar de Roma. Numancia era un pueblo en lo que hoy es Castilla y León en España que resistió con fiereza los intentos del imperio romano por conquistarlos. Durante 20 años se enfrentaron al ejército romano hasta que en el 133 antes de Cristo tras un largo sitio de 13 meses su gente moría de hambre y enfermedades la mayor parte de esa población sabiendo que no podía derrotar a Roma optó por suicidarse. Son un ejemplo de un pueblo que se negó a rendirse ante un intento de colonización y por eso han creado una leyenda de primero morir antes que ser sometidos.
Este hecho convirtió a Numancia en paradigma de entereza y rebeldía y lo que conmocionó a sus contemporáneos y aún hoy lo que nos sigue estremeciendo fue la firme convicción de sus ciudadanos de que la libertad es innegociable y de que la muerte es preferible a una vida de renuncia y servidumbre.
Numancia es una oda a la fuerza del conjunto, una muestra de la necesidad de lucha grupal para hallar la propia independencia personal. Hoy en día la Tragedia de Numancia está considerada la mejor tragedia del siglo de oro español, sin embargo, con el paso del tiempo esta pieza fue paulatinamente olvidada y relegada a un segundo plano y fue reivindicada con la llegada del romanticismo por literatos y estudiosos alemanes tales como Goethe (Guete) y Schopenhauer.
Esta visión romántica del sufrimiento es usada como una analogía donde se enaltece el heroísmo y soberanía de un pueblo que enfrenta una difícil realidad como la que enfrenta el pueblo cubano y que tiene como principal objetivo enaltecer a un gobierno indiferente y cruel que no respeta los derechos humanos de su población. Lo cierto, es que el pueblo cubano prefiere suicidarse a seguir siendo víctima de un gobierno que se ha asentado en una gran mitología que se ha conformado sobre la revolución cubana.
La analogía usada por el presidente López Obrador con la obra de Numancia tiene que ver con el embargo comercial y económico de los Estados Unidos a Cuba y que comenzó poco antes de la crisis de los misiles de 1963 cuando la extinta Unión Soviética trató de colocar armas nucleares en la isla y que ha persistido todos estos años como un supuesto esfuerzo por acabar con el régimen, no hace falta decir, que esta medida no ha funcionado y que ha provocado el empobrecimiento de un pueblo cubano y que, por el contrario, no ha afectado en lo más mínimo a la élite política cubana que no ha sufrido las consecuencias de este embargo. La presente administración ha utilizado esta obra para alabar y romantizar la resistencia de Cuba ante el bloqueo de los Estados Unidos que ya cumple 60 años de haberse establecido y que sigue sin atender el tema de los derechos humanos.
Lo cierto, es que el pueblo cubano prefiere suicidarse a seguir siendo víctima de un gobierno que se ha asentado en una gran mitología que se ha conformado sobre la revolución cubana.
El pueblo cubano no lucha contra una invasión, el enemigo ante cual lucha está en casa y resiste los abusos de su propio gobierno que ha convertido a la isla caribeña en una enorme cárcel. Además no se han suicidado, lo que sí han intentado es huir.