Suecia consume 110 terawatts hora por año de electricidad; Malasia también; bitcoin también.
Con este pretexto, sobre el impacto medioambiental de la minería de bitcoin, el Banco Mundial rechazó la solicitud de ayuda del gobierno de El Salvador en la implementación de esta criptomoneda como divisa de curso legal. El Banco argumentó también la opacidad del proceso de creación de nuevos bitcoins, como un segundo motivo para negar el acompañamiento.
Si has escuchado sobre el bitcoin pero no sabes qué es, rápidamente te digo que es una moneda electrónica que no es controlada por un banco central, sino por los participantes en el sistema a nivel mundial. Los “mineros” son personas que revisan que las transacciones con bitcoin no se falsifiquen. Cada transacción aprobada se convierte en un “bloque” que se encadena con otros y le da certeza a los intercambios. Los mineros trabajan a cambio de recibir pagos en bitcoin. Existen portales especializados para comprar y monetizar el bitcoin; muchos comercios ya lo aceptan y El Salvador ahora incluso ha legislado para convertirlo en moneda de curso legal.
El debate es acalorado y complejo sobre la adopción de una moneda que para muchos no existe, que nadie controla y que por su inmadurez financiera es impresionantemente volátil. Por ejemplo, en la última semana, bitcoin perdió 26% de su valor, a partir de que China clausuró masivamente los establecimientos de minería.
¿Por qué entonces El Salvador haría del bitcoin su moneda nacional? Por facilidad para atraer las remesas de los salvadoreños en el exterior, que representan el 30% de la economía de ese país, argumenta el presidente Nayib Bukele.
En realidad, la decisión implica bajos riesgos para el gobierno, porque el bitcoin sería sólo un medio de pago electrónico, que a la larga se convertiría en dólares si se quisiera monetizar. Y como el dólar ya es de curso legal en El Salvador, el país sólo puede ganar.
El riesgo, sin embargo, es para los ciudadanos, que comprendiendo poco las criptomonedas piensen que son un medio gratuito de transferencia de remesas, sin considerar las pérdidas masivas que pueden tener en el proceso. Si un migrante hubiera mandado mil dólares la semana pasada, su mamá sólo habría retirado 740 esta semana, porque China decidió cerrar los establecimientos de minería.
Si bien la discusión es compleja, lo del Banco Mundial y su súbito espíritu medioambientalista no es sino una expresión políticamente correcta de la resistencia del establishment financiero global a esta disruptiva moneda virtual. Es miedo y presión no es conciencia ni transparencia.
Lo cierto es que las criptomonedas llegaron para quedarse, no aún como sustitutos de las monedas nacionales pero sí como instrumentos que crecientemente se adoptarán. Entiéndelas, porque el cambio que no se adopta, se sufre. Este es el consejo criptosemanal de tu Sala de Consejo virtual.
Arnulfo Valdivia Machuca
@arnulfovaldivia