El politetrafluoroetileno es un polímero similar al polietileno, en el que el hidrógeno ha sido sustituido por flúor. Un plástico complejo que, sin embargo, se conoce mejor por su nombre simple: teflón. Como otros productos, el teflón fue descubierto accidentalmente. En este caso, por Roy Plunkett, en 1938, mientras era empleado de DuPont. Al realizar otros experimentos, el teflón quedó pegado a una botella y después de varias pruebas se percató de que no reaccionaba ante ningún químico, razón por la cual no se le pegaba nada. No importa qué pongas sobre el teflón, casi nunca reacciona y por lo tanto nada se le adhiere.
Teflón químico, que sin embargo emula al teflón energético que cubre a personas y organizaciones en el mundo de hoy. Políticos ineptos, empresarios irresponsables, influencers absurdos o activistas charlatanes; todos pueden hacer y decir lo que sea, que poco les afecta y nada les pega o se les pega. Todo ataque se les resbala y no hay argumento, por poderoso que sea, que convenza a sus adeptos de su incapacidad.
¿Qué hace inmunes a estos personajes? ¿Qué les permite esquivar acciones y razones para seguir siendo populares, respetados e incluso amados? La respuesta es como el teflón: compleja y a la vez simple. El ingrediente mágico es la identidad individual.
La mente humana es un espacio que busca construirle una identidad al individuo en el que habita. Sin identidad, una persona no tiene rumbo, porque la identidad construye las creencias, los valores y por lo tanto los objetivos y causas de vida. Por lo tanto, controla identidades y controlarás al mundo. Por ejemplo, una vez que alguien decide ser ambientalista, todas sus decisiones girarán en torno a lo ambiental. Favorecerá aquello que considere positivo para el ambiente y rechazará lo aparentemente negativo. Lo mismo sucede con un animalista, una feminista, un comunista, alguien espiritual o una católica. Las identidades definen vidas y son esas mismas identidades las que, llevadas al extremo, construyen radicalismos y fanatismos.
Las redes sociales y la hiperconexión digital de nuestros días han hecho mucho más sencilla la construcción de identidades desde liderazgos de todo tipo, que conectan con millones de personas que buscan una identidad. El bombardeo de mensajes bien diseñados y alineados logra que estos personajes se conviertan en parte de la identidad de las personas. Una vez que eso sucede, nada ni nadie logrará que esas personas traicionen a su gurú, porque sería traicionarse a sí mismos. Esa es la mecánica del teflón social.
Por eso, la próxima vez que quieras controlar o dejar de ser controlado, construye identidades o deconstruye la propia. Es la única forma de bañarte de teflón, sea para proferir ataques sin consecuencias o para resistirlos sin temor. Es el consejo polimeral de tu Sala de Consejo semanal.
@arnulfovaldivia