Genaro García Luna fue detenido en Texas. Mexicanos, buenos y malos, deben regocijarse por la noticia, debido a que en sus momentos de gloria, el entonces secretario de Seguridad Pública dejó muchos resentimientos.
Fue aprehendido el lunes en Dallas, acusado de recibir muchos millones de dólares del cártel de Sinaloa, capitaneado por Joaquín, El Chapo Guzmán, a cambio de permitir el tráfico de cocaína.
Hace no mucho, se dijo que a través de su esposa había adquirido restaurantes y consultorías de seguridad en EU. Su actividad de empresario le redituó fama de cambio absoluto de vida.
Cuentan que antes de ser nombrado secretario, el cargo estaba destinado para Luis Cárdenas Palomino, quien contaba con un negro historial en el que figuraba un asesinato en su juventud Éste pidió que en su lugar nombraran a su amigo, García Luna, pare evitar investigaciones y reflectores en su contra.
En aquel entonces aparecieron narcomantas en 14 estados, dirigidas al Presidente Calderón. Lo acusaban, junto con Cárdenas y Armando Espinoza de Benito, director de Crimen Organizado, de golpear, “cargar” con droga y armas; matar y quemar a ciudadanos inocentes y de extorsionar a grupos delictivos.
Ninguna autoridad se preocupó de ordenar la mínima investigación. Se recurrió al trilladísimo argumento de que las denuncias provenían de organizaciones criminales y esa era razón suficiente para desecharlas.
En otra ocasión, Edgar Valdez Villareal, “La Barbie”, dijo que un grupo al mando de García Luna les hacía entregar fuertes cantidades de dinero y que el Presidente Calderón intentó arreglarse con los altos mandos de los grupos de malhechores.
Otro caso muy sonado fue el de la francesa Florence Cassez, enjuiciada por el delito de secuestro. Ministros de la Suprema Corte conocieron del asunto y dictaminaron, una vez estudiado a conciencia, que hubo un montaje televisivo hecho por García Luna, para inculpar a la extranjera.
La sentencia de 60 años de prisión para la presunta responsable fue suspendida y Cassez puesta en libertad.
También se conoció, a nivel de rumor, que en la casa del narcotraficante de origen chino Shenli Ye Gon, en donde encontraron más de 205 millones de dólares y a la que arribó Genaro, había en realidad mucho más.
Cuando terminó su mandato fue visto en un aeropuerto clandestino de Sinaloa con su inseparable Cárdenas y dos colombianas. Allí abordaron un avión para perderse.
