Cultura

Baño verde

  • De raíces y horizontes
  • Baño verde
  • Arcelia Ayup Silveti

Es frecuente que la dinámica diaria nos demande bastante tiempo y nos olvidemos de regalos sencillos que nos podemos dar. 

Hay muchísimos, pero me referiré al baño verde también llamado baño de campo. 

Es aliado para mejorar el sistema inmunológico, reducir la presión arterial, el estrés, la ansiedad, la ira, la fatiga, el insomnio y estados depresivos. Especialistas afirman que aventurarse en estos baños disminuye los requerimientos de oxígeno. 

Dicha práctica fue iniciada por los japoneses y trata de sumergirse en los sentidos y la naturaleza.

En Japón forma parte de sus políticas de medicina preventiva, y cada vez se populariza más, incluso en algunas empresas envían a su personal con exceso de estrés laboral a estas sesiones para mantener un equilibrio emocional y mental. 

Pasear entre los árboles, usar los sentidos, percibir el silencio, los colores, aromas y estar el cien por ciento en el aquí y el ahora, alejado de celulares y cualquier equipo tecnológico te permite generar una conexión interna.

Se puede practicar en cualquier área natural, parque o bosque. 

Es recomendable llevar agua, ropa y calzado cómodos, adecuados al clima coyuntural y si puedes evita usar perfume, para percibir los aromas naturales. 

La experiencia se basa en caminar en silencio y tomar fotografías mentales, para hacer mayor conexión con la naturaleza.

En lo personal me gusta sentirme arraigada a la tierra, cuando estoy de pie, me visualizo sobre ella e imagino su interior. 

Observo con los ojos cerrados, toco lo que esté a mi alrededor, percibo aromas y sonidos. 

También me gusta abrazar algún árbol, y siempre me sorprende la sensación de ser parte de la tierra y cómo emana energía desde las plantas de mis pies hasta mi cabeza.

Tenemos en estos días el paso de la mariposa monarca, es bellísimo ver grandes cantidades en zonas arboladas. 

Su vuelo alegra la vista. Estos bellos especímenes recorren diariamente casi 120 kilómetros. Su ciclo de vida dura de cuatro a cinco semanas. 

La monarca surge en el fin del verano, vive de siete a ocho meses para lograr su objetivo de llegar a los santuarios de México y Michoacán, después de casi cinco mil kilómetros de increíble recorrido de treinta y tres días. 

Por favor, baja la velocidad cuando las veas, cuidémoslas, su milagro es nuestro. 

Somos privilegiados de estas pobladoras que datan de hace aproximadamente 250 millones de años elijan nuestro país para su trascendencia.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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