Y fue entonces que el destino nos alcanzó de manera súbita sin siquiera dejarnos respirar para pensarlo dos veces. No tuve el tiempo necesario para poner orden sobre mis papeles en blanco con el ánimo de plasmar las ideas que estaban por venir y que nunca llegaron dado el caos existente, y que a la vez me dio motivos suficientes para meditar y poder plasmar en este momento diversos pensamientos que ya divagaban por mi mente, y que justo ahora he podido capturar para describirlos de esta manera.
Es en esta tesitura que me permito señalar el rumbo que pueda ir surcando nuestra nueva realidad que nos ha obligado a tomar decisiones drásticas e inusitadas a las que no estamos acostumbrados porque nunca habíamos vivido en un caos de esta naturaleza que nos pudiera inducir a entender y realizar cosas fuera de lo común. En eso consiste nuestra capacidad de resistencia; subsistir a pesar de, y sobre toda circunstancia.
Hagamos entonces de nuestro quehacer cotidiano en la escritura, la música, las artes escénicas, y el cúmulo de expresiones artísticas que nos compete, la eventualidad de poder transformar paradigmas hacia esta nueva realidad donde los elementos que darán forma a inéditas creaciones trasciendan y logren su cometido de tocar la sensibilidad del espectador que igualmente se encontrará con insólitos y desacostumbrados espacios que le permitan apreciar de otra manera el mundo del arte. Lo cierto es que ante condiciones como las que actualmente estamos pasando, las artes han superado estragos y al mismo tiempo su temática en contenidos ha venido a reflejar tales escenarios. La historia reciente nos lo hace evidente con las dos guerras mundiales, y que vinieron a desencadenar movimientos artísticos de ruptura y propuesta: dadaísmo, cubismo, dodecafonismo, abstraccionismo, y una secuencia de más tendencias que vinieron a demostrar la capacidad de resistencia ante situaciones de extinción eminente. Es así como cabe preguntar: qué nos depara en tiempos actuales todo intento por transformar vía del lenguaje artístico esta nueva realidad; qué insólitas expresiones veremos surgir de un lienzo, de una página en blanco, de una partitura, cierta coreografía, o una puesta en escena. El arte es una interpretación subjetiva de la realidad, pero a la vez la proclama y la nombra en este renacimiento del siglo XXI. Al final llegamos a esta interrogante de nuestra existencia: renovarse o morir.