Suceden acontecimientos que con el paso del tiempo arraigan su tradición hacia el gusto por hacerlos parte de nuestras costumbres, sean en el esparcimiento, en el aprendizaje, o simplemente en aquello de cubrir lo que llamamos tiempo libre y no saber muchas de las veces en qué ocuparlo. El actual confinamiento obliga a considerar semejante postura.
Por qué entonces no sopesar el momento para emprender un hábito que nos lleve por los destinos de la lectura en un espacio propicio para ello y que bien puede convertirse con el paso de los años en nuestra biblioteca particular donde sólo ahí, en ese límite que hemos creado, encontraremos un buen motivo para destinar con esmero y dedicación nuestro rincón de esparcimiento y conocimiento, llevados por una guía de contenidos a manera de gozo y satisfacción en nuestros días que iremos marcando en el calendario a manera de episodios para determinados títulos. La lectura de un buen libro, por ejemplo, y con ello motivar el gusto hacia una temática en particular: una temporada de acercamiento a la poesía con toda su esencia de símbolos y abstracción del lenguaje que nos lleve a un sin fin de imágenes y así contemplar con otros ojos este mundo ordinario de inercias e inapetencias. Y qué decir en adentrarse al mundo de la novela, con los tiempos y destiempos que liberan el juego de lo real y lo ficticio con personajes que nos hacen vivir dentro de su propia existencia multiplicidad de matices emocionales y temperamentales. Historias de vidas cruzadas que bien alcanzan nuestro propio desenlace.
Si por el contrario se desea el entendimiento de una realidad que define sus objetivos por los caminos de la reflexión y el conocimiento para llegar a interpretar sus contenidos, el paso obligado es la lectura del ensayo, un género que permite el ejercicio de la introspección: en el juicio de valores, errores y aciertos, que nos lleven a dilucidar con claridad suficiente aquello que en principio nos perece incomprensible en su espesura de paradigmas.
Lecturas diversas, temáticas variables; todas y cada una arropadas en el interior de un libro, de un ejemplar único que bien se convierte en compañero entrañable en momentos de compleja individualidad, por no decir soledad, y que es justo el momento para iniciar el buen hábito en ir organizando y completando una biblioteca personal dentro de casa. De seguro llegará a convertirse en un gran proyecto de vida. (Hoy puede ser un buen día para comenzar).
