¿Nos tendremos que acostumbrar a una ola de películas inspiradas en exitosas marcas que llega desde Estados Unidos? En estos días coinciden en la cartelera **Air: La historia detrás del logo dirigida por Ben Affleck con **Super Mario Bros., una producción de **Ilumination y Nintendo dirigida por Aaron Horvarth. Una tercera película de esta “nueva ola” es **Tetris, producida por Apple y dirigida por Jon S. Baire. Por suerte los tres filmes sólo coinciden con los títulos y las historias sobre exitosas marcas. En cuanto a géneros y estilos son totalmente diferentes. Air: La historia detrás del logo es una especie de **biopic que narra la relación entre Nike y Michael Jordan, **Super Mario Bros. narra con dibujos animados una aventura del popular fontanero italiano y Tetris empaca los orígenes y la lucha por los derechos del exitoso videojuego en un thriller de intriga, espía y persecución por el mundo de los negocios y la política.
Lo interesante de **Tetris es la curva de suspenso que se acelera durante el filme, aunque como espectadores no estemos familiarizados con el juego ni nos interese realmente porqué se volvió tan exitoso. Aunque durante el filme veamos a personajes de todas las edades y partes del mundo estar absorbidos por el juego, el filme nunca explica en qué consiste la atracción y porqué la versión original que uno jugaba a nivel individual y no en competencia, fue tan atractiva. Hoy, por cierto, existen todo tipo de nuevas versiones y me cuentan que Tetris 999, por ejemplo, desata competencias desenfrenadas.
Es casi imposible formular una sinopsis del filme ya que el **thriller nos sólo se mueve entre Las Vegas, Tokio, Londres, Moscú y varias ciudades de EUA sino también se acelera y complica cada vez más. Basta decir que hacia finales de los años ochenta del siglo pasado su protagonista holandés Henk Roger (Taron Egerton) descubre el juego inventado por el ruso Alexey Paschitnov en una exposición de tecnología en Las Vegas.
Al reconocer su potencial de venta, lucha por conseguir los derechos y vender su idea de distribución a empresas y magnates de los medios en Japón, Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética. Lo que acelera la trama es la rapidez con la que el sector de la tecnología electrónica desarrolla tipos de aparatos con tamaños, pantallas y controles diferentes, la avidez de los consumidores por hacerse del juego y la codicia de las empresas y la KGB de Moscú de ganar patentes y negocios.
Aunque el filme no nos enseña a jugar con **Tetris, si nos introduce a su carácter de juego no narrativo que consiste en acomodar fichas cuadradas que caen a la pantalla del dispositivo. Es un juego de destreza formal y rapidez que dista en su esencia de muchos juegos de video que tratan de duelos, persecuciones y la destreza de vencer a obstáculos o enemigos. Nos enteramos que su inventor se inspiró en el rompecabezas Pentomino para desarrollarlo, que la KGB rusa es corrupta y peligrosa, que el multimillonario Robert Maxwell invirtió en Tetris y que finalmente Nintendo hizo el gran negocio al venderlo en set con Game Boy. Aparte de mostrar que los empresarios son jugadores tan obsesionados como los usuarios de videojuegos, el filme es atractivo por “jugar” con la estética de las formas cuadradas, los colores, los Players y el frenesí de un adicto. Puede confundir y cansar pero divierte.