Aunque podría ser el título de un drama de amor apasionado o una más de las llamadas “comedias románticas”, **La gran seducción de Celso García se distancia de los conflictos amorosos para narrar en tono de comedia un relato social y un tema que ha originado varias versiones anteriores ubicadas en distintas sociedades y culturas. La anécdota se desprende del empobrecimiento de un pueblo y una región por la industrialización de la producción pesquera que provoca una ola de emigración y deja el pueblo con una centena de habitantes. Para presentar el contexto, la película empieza con el sobrevuelo de una vasta extensión de agua y se acerca a una pequeña isla verde mientras la pausada pero divertida voz de un narrador explica: “Les voy a contar el secreto de vivir en un paraíso llamado Santa María. Somos un pueblo pequeño pero con un corazón del tamaño de un estadio de futbol. 120 personas habitamos en este oasis de pescadores”. “Desde chiquillo siempre quise salir a pescar con mis papás”, sigue diciendo la voz que acompaña imágenes de pescadores en sus lanchas, un niño con un rebaño de corderos y un anciano con una vaca. Pero el paraíso en la tierra y sobre el agua no podía durar ya que en la cercanía de Santa María se instaló una empacadora de pescados que explotó las aguas y dejó a los habitantes de Santa María sin “peces ni pesos”.
En medio de este conflicto conocemos a Germán, el narrador y protagonista (Guillermo Villegas), cuyo hermano migró a Estados Unidos mientras María, la pareja de German, abandona la isla por un trabajo en la ciudad. La situación es desesperante pero el hombre es terco y se quedará en Santa María aunque tenga que seguir haciendo trampa para cobrar el subsidio por desempleo de su madre fallecida. La promesa de una empacadora de mudarse a la isla si ésta cuenta con un médico de planta, despierta no sólo el espíritu de lucha de Germán sino de varios vecinos que, con ayuda de Anita, la maestra (Yalitza Aparicio), planean y llevan a cabo una estrategia para que un joven - e insulso - doctor capitalino (Pierre Louis) se enamore de Santa María y se establezca en la isla.
El humor con el que la película observa la estrategia y los cambios tácticos del grupo de personajes, se nutre de la empatía con la que se describen y las características de la cultura mexicana, que convierten los clisés en divertidos elementos de identificación. Así se muestra cómo la comida, el deporte, le música y el lenguaje de los isleños se adaptan a los gustos del citadino. Lo que la meta en común provoca, es la complicidad de todos y el aprendizaje del trabajo en equipo.
Además del humor con el que se observan las tribulaciones de los personajes, también resalta el interés del director de confrontar la masculinidad del hombre de campo con la del capitalino, mostrar la poesía y nostalgia que inspiran el agua y el paisaje y el despertar de la ética que no acepta mentiras. Una solitaria lancha con un viejo y su vaca remite a películas anteriores de Celso García como **Su radito, **La leche y el agua y **La delgada línea amarilla.
Interesante que la primera versión de **La gran seducción de 2003 se haya realizado en Canadá (escrita por Ken Scott y dirigida por Jean-François Pouliot), al igual que **The Grand Seduction (dirigida en 2013 por Don McKellar. Le siguió la versión francesa **Un village presque parfait (Stéphane Meunier 2014) y con distancia de diez años, la versión mexicana (coescrita con Luciana Herrera Caso). Que una película canadiense provoque adaptaciones tanto en su país como en Francia y México significa que tema y problema son globales y que el relato no ha perdido vigencia.
