La noticia de que Carlos Saura recibiría un Goya de oro por su enorme trayectoria e importancia para el cine español y mundial, me llenó de alegría. Sin embargo, el maestro ya no pudo llegar a su homenaje. Fueron su viuda e hijos los que recogieron la estatuilla y convirtieron la ceremonia en un sentido y cariñoso homenaje al hombre de principios sociales firmes y al creador de una obra fílmica que se nutrió de experiencias de vida en España pero trascendió las fronteras. Carlos Saura fue un visitante frecuente y muy querido en el Festival Internacional de cine de Guadalajara. El realizador no sólo hablaba con admiración de México sino que le dedicó a la música, los bailarines y actores mexicanos una de sus últimas películas **El rey de todo el mundo, El filme se realizó durante un festival y las secuencias de baile llenaron de ritmo y colorido un espacio del Conjunto de Artes Escénicas y llamaron la atención de los cinéfilos que sabían que debajo de las salas de cine se estaba gestando una película. Carlos Saura trabajó en mancuerna con el cinefotógrafo Vittorio Storaro, encargado de llenar el set - y la película - de luz, colores y movimiento. Para suerte de los asistentes al festival, Saura y su equipo también impartieron una clase maestra en la que hablaron de aspectos temáticos y formales del filme y su alegría de participar en la creación de **El rey de todo el mundo. Todos se veían cómodos y fue maravilloso ver a Saura, Storaro, Ana de la Reguera y el bailarín Isaac Hernández reunidos y entregados a un proyecto multicultural.
Con su profundo anhelo de justicia social y su maestría narrativa, Saura escribió y dirigió historias que hablan de soledad, memoria, represión y resistencia. En el festival de Cannes donde se presentó su primera película **Los golfos (1959), el joven Saura conoció a Luis Buñuel. **Llanto por un bandido (1963), su segundo filme, no sólo muestra la Influencia sino también la amistad con Buñuel quien actúa en el rol de un verdugo. Su tercer filme **La caza (1965) gira alrededor de la competencia masculina feroz, un tema que se volvería central en su obra. A partir de Peppermint frappé el realizador rodó nueve películas con la actriz Geraldine Chaplin, su segunda esposa, cuyos frágiles pero resistentes personajes marcaron historias de niñas y mujeres en familias y contextos patriarcales. En **Ana y los lobos (1972), por ejemplo, Geraldine interpreta a una joven institutriz inglesa que está atrapada en un hogar con una madre, tres hijos solteros y una colección de uniformes militares. En *Cría Cuervos (1975), un filme inolvidable con la pequeña actriz Ana Torrent cantando “Porqué te vas”, Geraldine interpreta el papel de la madre de la pequeña como también el personaje de Ana como mujer adulta que recuerda su niñez.
Sus grandes éxitos de los años ochenta fueron los filmes de música y danza española Bodas de sangre (1981) inspirado en la tragedia de Federico García Lorca, Carmen (1983) basado en la ópera de Bizet y El amor brujo (1986), adaptación del ballet de Manuel de Falla. Música y baile de varias regiones de la península ibérica y América Latina también inspiraron sus filmes Flamenco (1995), Tango (1998), Fados (2007), Zonda (2015) y Jota de Saura (2016). En México Carlos Saura realizó en 1982 la película Antonieta, basada en Antonieta Rivas y su suicidio en París, mientras que con El rey de todo el mundo (2021) le rindió homenaje a la riqueza de estilos de música y baile mexicanos.
Annemarie Meier
