El Santos es La Laguna, es símbolo vivo de identidad regional, rincón de afecto cada semana, bandera de orgullo para todos los laguneros. Cientos de viajeros llegan cada 15 días al Territorio Santos Modelo desde ciudades cercanas como Durango, Zacatecas, Camargo, Saltillo y Monclova.
Es la imagen colectiva que agrupa a políticos, empresarios, laguneros nacidos aquí y adoptados que llegaron de otras regiones del país y del extranjero, tomaron agua con arsénico y se quedaron.
También es la pasión llevada al altar durante las misas del sacerdote Gerardo Zatarain en la Capilla de Todos los Santos, en el territorio Santos Modelo.
El equipo es como la Comarca, joven, exitoso, no tiene miedo al fracaso, en tiempos de dificultad los jugadores pasaron la gorra para depositar ahí la ayuda a los compañeros de la institución más necesitados, en tiempos de gloria se organizan para festejar con todos, sus desfiles de campeonato son ejemplo en todo el país.
Los laguneros no pueden seguir a otro equipo de futbol, los verdaderos laguneros; porque el Santos es como todos nosotros, tiene la fuerza de un super coyote, o correcaminos, o grulla, o guerrerito y siempre está listo para defender sus colores.
Entonces ¿en qué momento se desvía el camino de la pasión y la multitud se enfrenta inesperadamente a la violencia y saluda a la muerte de frente mientras rompe los cristales de un auto, organiza peleas campales en la Plaza Mayor, se pelea en otros estadios es parte de la violencia familiar cuando el equipo de todos pierde una semana?
Dos caras de una misma moneda que en estos tiempos de crisis emocional, sanitaria, económica, escolar, familiar y demás que descubran los psicólogos, se agudiza y muestra el rostro lagunero más triste por violento e irracional.
El Santos es el equipo que motiva a una región, que nos hace estar orgullosos de La Laguna y que nos dignifica a nivel internacional, pero también es el pretexto para la conducta salvaje que contrasta con la nobleza de los laguneros que son capaces de invitar a alguien que solo ve pasar a los espectadores en el TSM, "pásale compadre".
O que comparte la carne asada con sus vecinos después de cada juego y que comparte el grito de "¡goool!" con nuevos amigos.
