Podemos juzgar bajo cualquier óptica, incluso ser machistas (para no variar), moralistas, podemos ponernos estrictos y pensar
¿Qué hacía una niña de 18 años a las tres o cuatro de la mañana sola en una carretera? Dónde estaban los padres, los familiares, las amigas.
Las niñas "decentes" están en sus casas dormidas, pero la situación no es esa, es la indiferencia con la que abordamos el tema, qué habrán pensado los automovilistas que la vieron a pie de calle, sola, indefensa (porque se cubría el cuerpo con los brazos), por qué la vigilancia de la empresa no le brindó auxilio, por qué nadie detuvo su destino para ayudarla.
En lo particular tengo hijas (de la edad) y me aterra pensar que pudieran estar en esta situación, que sus amigas las dejaran a su suerte, que estuvieran en la carretera solas a las cuatro de la mañana, que se les hayan pasado las copas y que por temor a hablarme (por el regaño), expongan su vida como le ocurrió a Debanhi.
Este asunto debe ser un referente social, debemos hablarlo con nuestras familias, qué deben hacer en estos casos.
Las reglas morales, las reprimendas, los juicios los hacemos después, lo importante es salvaguardarlas, a todas.
Cecilia Rebolloso es una amiga a la que conozco desde la primaria (haga usted cuentas) y hace algunos días (a propósito del caso de Debanhi) publico en Facebook algo que me estremeció:
"Amigos y Amigas: si algún día sus hijas o hijos se van de fiesta... Díganles que la tía Cecy es su aliada. Si no quieren llegar a casa por cualquier circunstancia. Si están en fiesta y se les pasó la copa, si están incomod@s y no quieren llamar a mamá o papá ¡Que me llamen!
Yo voy por ellos o ellas, no me importaría la hora, con tal de que nunca nunca se vayan con un desconocido o que sientan que corren peligro.
Yo no los voy a regañar, los voy a cuidar y poner a salvo siempre de todo corazón. Porque las hijas y los hijos de mis amigos y amigas son como míos y los quiero a salvo.
Y si mis hijos o sobrinos algún día los buscan pidiendo ayuda, por piedad apóyenlos y no los juzguen, sólo quiero que siempre lleguen con bien, ya después los regañaré o reprenderé prefiero un buen castigo, a nunca volver a verlos".
Al margen del "melodrama" de Cecy, el mensaje intrínseco es poderoso, todas pueden ser Debanhi, nuestras hijas, sobrinas, amigas y nosotros, cualquiera puede ser el determinante entre su vida o su muerte.
No podemos pasar inadvertidos por el mundo, ignorándonos los unos con los otros, debemos estar alertas, debemos construir una gran red de autoprotección, porque lo que le ocurra a uno, en algún momento nos va a ocurrir a todos.
