Miguel de Lara es un nadador lagunero y desde muy joven salió de su casa en busca de posicionarse como un atleta olímpico y lo digo con conocimiento de causa porque lo conozco desde hace muchos años.
Hace algunos días, lo vi en la televisión, en los juegos de París, me dio mucho gusto y orgullo saber que lo había conseguido, tristemente Miguel cerró su participación en la disciplina después de ubicarse en el octavo lugar de su categoría y 16 general de la semifinal de 200 metros pecho varonil.
Luego de la polémica eliminación en los 100 metros pecho, Miguel se presentó a esta nueva contienda y en el tercer hit eliminatorio terminó ocupando la séptima posición, siendo ésta la tercera mejor de su carrera, pero con todo y eso no le alcanzó para avanzar, así es la competencia, unos ganan y otros pierden.
El lagunero dio una reveladora entrevista hablando de su desempeño en los juegos, de su eliminación a pesar de que esta habría sido una de las mejores puntuaciones de su carrera, pero también, fuerte y sin titubeos, puso en perspectiva su postura en relación a cómo los mexicanos somos los primeros enemigos de los mexicanos, hizo referencia a que la gente opina sin conocer que ellos dejan su vida para dedicarse al cien por ciento al deporte, de cómo hacen frente a los gastos que genera la práctica ante la mirada indolente del gobierno que no ofrece los apoyos necesarios, explicó con "peras y manzanas" el por qué había sido descalificado de la competencia y eso derivaría una andanada de mensajes que iban más allá de una crítica (claro, tomando en cuenta que debería venir de un especialista en el tema), los mensajes negativos hicieron que el atleta decidiera retirarse de sus redes sociales, de tener que acudir con un psicólogo debido a que recibió demasiado odio de su "propio pueblo mexicano", dijo.
Estoy de acuerdo con Miguel en todos los argumentos porque recuerdo lo que me contó en persona Memo Pérez en Pekín en los juegos de 2008, dormía a las afueras del centro de entrenamiento porque no tenía dinero para sostener sus entrenamientos y de pronto el entonces Presidente Felipe Calderón, cuando ganó el oro en Tae Kwon Do, le habría llamado para regalarle una casa, ese día Memo estaba molesto porque ahí sí lo habían tomado en cuenta, por eso cobra relevancia la voz de Miguel de Lara en relación a la reacción del pueblo mexicano sobre su actuación, claro, si ganan, porque ganan y si pierden, también.
En lo único en lo que discrepo con Miguel es la importancia que le da a las opiniones ociosas e inertes de los pseudoexpertos y de la gente que cobardemente se esconde en un perfil sin identidad en las redes sociales.
Bien Miguel, bien por tu marca y bien por levantar la voz.