Justo en el momento en que la recuperación apremia por los efectos económicos de la pandemia de coronavirus, aparecen buenas noticias con varias inversiones de empresas europeas que llegarán a Guanajuato o ampliarán su presencia en la entidad. Esto no es la cura de todos los males económicos del estado, pero mantienen una dinámica que ha mostrado Guanajuato desde hace varios sexenios, en los que la inversión extranjera arriba con beneficios tangibles para muchos habitantes de la zona.
Podrán decir que el costo que asume Guanajuato es muy elevado con los incentivos que otorga a las empresas, como excepciones en impuestos, terrenos a precios muy bajos, construcción de infraestructura y otras ventajas, pero para muchas familias el establecimiento de estas inversiones significa un giro en sus vidas.
En momentos en que el país no vive el mejor momento económico, el arribo de empresas extranjeras puede convertirse en la diferencia para las personas que encuentran trabajo ahí, cerca de sus comunidades y que en otras condiciones no tendrían. Hablamos de empleos directos e indirectos.
La derrama económica de estas inversiones se extiende y lleva los beneficios a muchas personas. Es cierto que no son los empleos mejor pagados, pero para muchos es una buena opción para salir adelante.
Es importante ofrecer condiciones para esas empresas, pero también es necesario incrementar el nivel de esas inversiones y que no sean solo manufactureras. En el gobierno estatal ya trabajan en lo que llaman la mentefactura para estar en posición de que esas empresas ofrezcan empleos más valiosos y mejor pagados. Para eso se requiere mano de obra mejor preparada, más educada y crea una dinámica positiva para todos.
Cuando en México se falta a los tratados internacionales, o se desconocen acuerdos, o se arman consultas para cancelar la instalación de una empresa cervecera o de un aeropuerto, no se envían las mejores señales, pues los inversionistas se asustan ante la incertidumbre y simplemente deciden llevar su dinero a otra parte.
El mensaje de todo esto es que México no se debe conformar con espejitos que puedan mostrar las empresas extranjeras, pero sí a apostarle a crear las condiciones para atraer inversiones y hacer más competitivo al país, a nuestro estado y a nuestras ciudades.