“Tótem”. Deje de hacer cualquier cosa que esté haciendo y corra al cine a ver “Tótem”.
Por increíble que parezca lo que le voy a decir: ahí están las respuestas a eso que a tantas personas les está inquietando a un nivel muy íntimo pero, ¡qué cree!, también están las respuestas para lo social.
“Tótem” es un monumento de película mexicana, una obra maestra, un título para ver y comentar. ¡Con razón la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas la está mandando al Oscar!
Sería un error dejarla ir. Sería un error esperar a que la suban a las plataformas. Sería un error perder el tiempo en otras cosas y quejarse cuando pase lo que tenga que pasar en Hollywood, en Europa y en el mundo entero.
Le juro que tardé varios días en reponerme del golpe emocional que me dio este filme cuando lo vi.
Lo más bonito es que ahora me siento mejor, renovado. Es como si hubiera crecido después de haber vivido esto. Es “La Experiencia Artística” en su máxima expresión.
¿De qué trata? No le voy a vender trama para no arruinarle la experiencia pero se la voy a describir así: es una radiografía muy profunda de nuestras almas, de nuestras familias, de nuestro país y hasta del mundo.
Es muy chilanga, pero eso la convierte en un espectáculo 100 por ciento universal. Podría ser en China, en Rusia, en Italia, en Estados Unidos o en Brasil.
Es la realidad vista a través de los ojos de una niña muy pequeña que, como tal, mira con asombro e inocencia lo mismo un pastel que la vida, lo mismo un animal que la muerte.
Cinematográficamente es de una perfección asombrosa. El guion (Lila Avilés) posee una admirable redondez estructural. Cada personaje es tan real que hay un punto donde uno siente que aquello ya no es ficción, que es documental.
La fotografía (Diego Tenorio) es tan compleja que parece hasta simple. El espectador deja de ser eso para ponerse en el lugar de la protagonista, para mirar todo desde su muy peculiar punto de vista.
Y la dirección (Lila Avilés) merece una ovación de pie porque no existe nada más difícil que dirigir niños y aquí hasta parece que los niños dirigieron a los adultos.
Son actuaciones completamente diferentes a las que estamos acostumbrados a ver en el cine mexicano. ¡Y mire que nuestras actrices y que nuestros actores son sensacionales!
Voy a decir algo muy fuerte para que entienda el nivel: desde “Fanny y Alexander”, la obra cumbre de Ingmar Bergman, que yo no veía algo así.
La niña Naíma Sentíes hace un trabajo que va más allá de los sublime. Su escena de las velas pasará a la historia porque así, sin una sola palabra, sin más recurso que su mirada, dice todo lo que tiene que decir, todo lo que se puede decir.
¡Es brutal! ¡Cine en su máxima expresión!
Yo siempre he creído en Montserrat Marañón y ella lo sabe. Aquí confirma lo gran actriz que es. Le suplico que analice lo que hace con su cuerpo, lo que hace con su voz. Es tremendo.
Marisol Gasé se lleva las palmas. La manera como contiene tantísimas emociones por segundo es simple y sencillamente admirable porque quien termina por explotar frente a la pantalla es uno, no ella. ¡Increíble!
Y yo me la podría pasar aquí todo el día elogiando actuación por actuación pero, con mucho respeto para el resto de este magnífico reparto, quisiera aprovechar el poco tiempo que tengo para poner otras situaciones sobre la mesa.
Lo que quiero es prepararlo para lo que va a ver.
“Tótem” es un tipo de cine mexicano muy a la Jaime Humberto Hermosillo (“La tarea”). Las cosas no pasan en los grandes espacios, pasan en el baño, en esos sitios donde no hay manera de ocultar nada, donde somos más vulnerables.
Igual, aquí, cuando hablamos de acción dramática, no hablamos ni de balazos ni de explosiones, hablamos de momentos que todos, de una manera u otra, vivimos en nuestros hogares, en nuestras fiestas familiares.
Ahí, limpiando la casa, abrazando al festejado o mirando el “numerito musical”, pasan más cosas de las que luego creemos que pasan en otro tipo de secuencias. Ponga mucha atención.
Por lo mismo, le ruego que se quede hasta los créditos finales y escuche. Todo el tiempo está pasando algo.
¿Por qué escribir de esto hoy cuando hay tantas noticias tan importantes en el ambiente?
Porque esto es tan importante como lo demás. Lo vimos con “Señora Influencer” y lo estamos viendo con esta joya:
El cine, nuestro cine, nos está diciendo cosas y si no las vemos, y si no las sabemos ver, el problema no va a ser ni de la industria ni de los creadores. Va a ser de nosotros.
Luche con todas sus fuerzas por ver ya, pero ya, “Tótem” en las salas cinematográficas de todo el país. Le va a romper el alma. Lo va a hacer crecer. Le va a gustar. De veras que sí.