Espectáculos

"The Walking Dead": principio y fin

Todavía estoy en shock por el final de la primera parte de la sexta temporada de The Walking Dead, que se transmitió el domingo pasado por Fox1 y ayer por Fox.

¿Por qué? Porque esto señores lo volvieron a hacer. ¿Qué? Reinventarse.

Cuando uno pensaba que ya lo había visto todo, ¡zaz!, nos volvieron a salir con más y mejores sorpresas y con un epílogo escalofriante.

Usted lo vio, fue algo así como un adelanto de lo que vendrá en febrero que entró justo al final de los créditos de salida. Fue la presentación de Negan.

¿Y quién es Negan? La encarnación más monstruosa de la maldad.

Si usted pensaba que los zombis eran malos o que El Gobernador había hecho cosas terribles era porque no se había topado con este señor.

Ahora sí comenzó The Walking Dead. Ahora sí, los muertos que caminan no serán los zombis sino los mismísimos humanos.

No le quiero contar nada de lo que pasó el domingo, porque tengo la ilusión de que vea las retransmisiones a través de Fox o de que se anime a mirar todos los episodios, a su ritmo, en Fox Play.

Pero sí le tengo que señalar algunos puntos para que entienda por qué The Walking Dead es la serie más famosa del mundo.

Más allá de las innumerables lecturas que podemos hacer y de los vasos comunicantes que podemos encontrar entre la figura del zombi y lo que millones de personas somos en la actualidad, aquí hay algo.

¿Qué? Una exploración muy clara del lenguaje cinematográfico.

Cuando comenzó esta temporada, aquí mismo le escribí de cómo los responsables de este concepto habían jugado con el blanco y negro.

Bueno, en este desenlace jugaron con el silencio demostrando la validez del cine mudo incluso en la sofisticada era de comunicaciones en la que estamos metidos.

Fue mágico, porque eso, que a cualquier productor mexicano le hubiera dado flojera, a estos artistas les permitió llevarnos a otro nivel de suspenso.

Se necesita ser muy grande para explorar el lenguaje cinematográfico en televisión.

Muy grande y muy inteligente, porque mientras que la mayoría de los creadores del siglo XXI juegan a inventar el hilo negro, la gente de The Walking Dead nos remite a los orígenes del espectáculo, nos conquista con eso que traemos en la sangre y que casi nadie se había tomado la molestia de despertar.

¿Y qué me dice del tema editorial, del comportamiento de algunos personajes frente a la desgracia, de las peleas y de esa última secuencia como de concurso entre zombis, sangre y un niño llamándole a su mamá?

No sé usted, pero yo me voy a estar mordiendo las uñas de aquí a que se estrene la segunda temporada de esta joya.

Lo bueno es que la vamos a seguir viendo al mismo tiempo que en Estados Unidos. Lo bueno es que pinta increíble. ¿O usted qué opina?

Por favor compártamelo a través de las redes sociales o de milenio.com.

¿Qué piensa de esta temporada de The Walking Dead? ¿Cómo vio el final? ¿Qué espera de Negan?

Mientras me responde, déjeme le cuento de algo que sucedió ayer: me uní a un grupo de comunicadores para repartir volantes en las calles de la Ciudad de México.

¿Qué clase de volantes? Algo que para efectos prácticos vamos a llamar las cuentas claras de Teletón.

Como usted sabe, vivimos una época en la que nadie cree en nada. Ni en los políticos, ni en las religiones ni en las relaciones de pareja. ¡No creemos ni en la comida!

Resultado: queremos transparencia, pruebas de todo, claridad.

Fundación Teletón, en un acto insólito de comunicación, está invitando a las familias de todo México a que visiten sus centro de rehabilitación infantil, que se metan hasta la cocina y que pregunten lo que se les dé la gana.

Por si esto no fuera suficiente, mandó imprimir unos volantes muy buenos donde dice, con lujo de detalles, qué se hizo con cada peso que se les donó el año pasado.

Y viene de dónde salió el dinero, y a dónde se fue, y cuánto cuesta cada servicio que se le ofrece a cada niño. ¡Todo!

Ayer varios compañeros de medios que usted ni se imagina, algunos rivales, competencia, nos unimos para repartir esos volantes entre los carros, con los peatones y hasta adentro de los camiones.

¿Cuál era la idea? Transparencia, pruebas, claridad.

Sí, yo sé que cada día es más difícil creer en algo, pero le doy mi palabra de que en esto sí se puede creer, que Teletón es de verdad y que cada centavo que usted ha dado o que ha visto que se ha dado, ha sido invertido con amor en la rehabilitación de un niño con discapacidad, autismo o cáncer.

Y mire que yo, como crítico, he sido el más rudo con este programa de televisión.

Y así, rudo, como fui, soy y seguiré siendo, lo invito a buscar esta información y a que vaya ya a los centros de rehabilitación infantil Teletón de todo el país.

¿Usted quería cuentas claras? Aquí las tiene. Ya no hay pretexto. Teletón está abierto para usted. Aprovéchelo. Que le conste. Participe.

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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
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  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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