Jamás pensé que me fuera de divertir tanto como me divertí mirando el estreno de Resistiré en MTV.
¿Por qué? Porque yo, como usted, llevo años mirando esta clase de programas. Ya me los sé todos. Ya nada me sorprende.
Bueno, Resistiré me encantó, me sorprendió y yo creo que es precisamente, porque está hecho, con base en todos los reality shows conocidos y por conocer.
¿Qué es Resistiré? Un reality show de aventuras extremas tipo Exatlón México o La isla conducido por Facundo y por una locutora chilena (Diana Bolocco), con participantes de varios países.
¿Qué tiene de especial? Algo que me pudo matar de placer. ¿Se acuerda usted de Isla del drama? Era una hilarante serie de dibujos animados que pasaba por Cartoon Network que se burlaba de los programas como Survivor.
Para no hacerle el cuento largo, Resisitré es como Isla del drama, pero con personas de carne y hueso (live action). ¡Es una parodia! ¡Una comedia! ¡Un disparate!
Y, por lo mismo, no hay manera de mirar aquello y de no quererse orinar de la risa al ver a una mona glamorosa luchando por bajar la cordillera de los Andes con zapatos de tacón o de no soltar la carcajada al ver al típico güey musculoso quitándose la camiseta para tirarse a dormir, muy casual, al lado de una chava que, como no queriendo la cosa, estaba en brama.
Resistiré es el placer más culpable de los placeres culpables, una gran aportación ahora que MTV ha cambiado radicalmente de perfil transformándose en una señal que invierte poco, pero que recupera mucho apostando por escándalos, por carne, por el lado obvio de la vida.
¿Cuál sería la diferencia entre la nueva programación de MTV y lo que muchos consideran televisión basura? Los estándares de producción. Usted podrá decir lo que quiera de todo lo que esta frecuencia de los cables y las antenas directas al hogar ha estado sacando en los últimos meses, pero nadie los puede acusar de producir mal, de no saber hacerlo, de no saber contarlo.
Los creadores de este concepto son unos genios, porque entendieron las necesidades de entretenimiento de una audiencia que no iba a aceptar un reality show más.
¿Y qué hicieron? Llevaron todos los lugares comunes de estos formatos al límite del absurdo.
Así, y solo así, se puede entender que al lado de una chava que es más mala que la más satánica de las villanas tengamos a un humilde padre de familia todo lindo, que lo único que quiere es ganar el premio para ayudar a su hijo que lo necesita con desesperación.
Perdón si sueno muy poco políticamente correcto, pero lo que quiero es que se dé cuenta de la oscuridad de sentido del humor que hay detrás de esta propuesta.
¿Me creería si le dijera que el gran gancho de las aventuras que viven sus participantes es que se lleven un premio de hasta medio millón de dólares que va mermando en babosadas y tentaciones desde que comienza el primer reto?
Por lo que más quiera en la vida, si usted, como yo, tiene un sentido del humor asquerosamente ácido y se las sabe de todas, todas, en materia de reality shows, luche por ver Resistiré de domingo a jueves por la noche en MTV. Le va a encantar. De veras que sí. Por cierto, se repetirá muy pronto por Azteca.
