Tuve el honor de conducir, al lado de Daniela Sáenz, la presentación de la telenovela “Amanecer” de TelevisaUnivision el miércoles 2 de julio en el Foro 5 de Televisa San Ángel.
Fue una de las mejores experiencias de mi carrera. ¿Por qué? Porque comprobé lo mucho que ha evolucionado la televisión en los últimos años.
Le explico: vivimos en una convergencia de generaciones, de intereses y de ideologías.
Es muy fácil asumir, por ejemplo, que si usted vivió los tiempos de “Colorina”, “Cuna de lobos” y “Corazón salvaje”, todo lo que se está haciendo ahora es malo y no funciona.
E igual, es muy sencillo suponer que porque usted ama los K-dramas, las series en “streaming” o los microdramas verticales todo lo demás está muerto, no sirve o se quedó atrás.
La verdad es que más allá de las múltiples derivaciones que existen de lo que antes llamábamos telenovela, los melodramas seriados que se están haciendo para la televisión abierta, en este momento, en México, también son un éxito, también triunfan y también merecen respeto.
Sólo que ya no son ni pueden ser como eran en los tiempos de “Colorina”, “Cuna de lobos” y “Corazón salvaje”.
Las audiencias, sin dejar de ser audiencias de televisión abierta privada nacional que pueden o no sumarse a otras ventanas como los sistemas de distribución de contenidos en línea, han cambiado, han tomado posiciones ideológicas muy diferentes, muy específicas, y se han dividido en nichos, en más nichos de los que había antes.
¿Por qué le estoy comentando esto si lo más fácil sería echar chisme?
Porque es importante que usted entienda que estamos viviendo una época mil veces más prodigiosa que cualquier otra y que hacer telenovelas hoy es la cosa más compleja del universo.
Se tiene que ser “clásico”, pero se tiene que ser innovador. Se tiene que manejar el tono del melodrama, pero al mismo tiempo hay que ser realista.
Se deben contar historias de amor, pero está prohibido el amor romántico. Se tiene que producir como antes, pero bajo esquemas de producción mucho más elaborados y vertiginosos.
¡Me encanta! No cualquiera se puede aventar este paquete en la actualidad, mucho menos viniendo de las formas de trabajar de antes.
Por eso estoy fascinado con lo que Juan Osorio y sus colaboradores organizaron para presentar “Amanecer”.
Yo ya no lo llamaría “presentación a prensa”. Fue un “estreno mundial”.
Por primera vez en la historia de la televisión mexicana y de toda la región, el evento se transmitió completamente en vivo para Univision, VIX y redes sociales.
El impacto fue enloquecedoramente monumental. Hubo comentarios directos de gente del país, sí, pero también de Brasil, Colombia y de muchas ciudades de Estados Unidos.
Esto no ocurría con las legendarias presentaciones de los años 80 y 90 y lo más bonito fue el estilo.
Como todo partió de lo digital, el resultado fue de verdad, mirando a las estrellas entrando y saliendo, saludando antes de entrar al aire, tomando café y charlando en plan de amigos.
Y hubo alfombra roja, y hubo preshow con entrevista, y estuvieron los medios de comunicación, y estuvieron los influencers, y estuvieron representantes del gobierno, y estuvieron los patrocinadores, y estuvieron los ejecutivos de TelevisaUnivision.
Fue un “eventototote” que, cuando inició la ceremonia oficial, estalló en calidad, profesionalismo y espectacularidad.
¿Me creería si le dijera que la fiesta inició con la mismísima Sonora Santanera poniendo de buenas a las multitudes?
Luego vinieron los reconocimientos área por área, persona por persona, hasta rematar con un tráiler francamente extraordinario donde a las y los asistentes (y a quienes se conectaron) les quedó claro que “Amanecer” viene con todo.
Al final ocurrió algo hermoso: se presentó al elenco. ¿Dónde estuvo lo hermoso? En el respeto, en el amor.
Fue muy impresionante ver a muchas de las máximas figuras de nuestro cine y de nuestra cultura como Eric del Castillo, Patricia Reyes Spíndola, María Rojo, Blanca Guerra, Julieta Egurrola, Salvador Sánchez, Humberto Elizondo, Omar Fierro y Ernesto Laguardia desfilando al lado de una nueva generación de estrellas nacionales e internacionales.
Imagínese usted, por favor, la suma de todo este prestigio con el talento de una Catherine Siachoque, de una Ana Belena, de una Andrea Legarreta, de una Mía Fabri, de un Tiago Correa, de un Emilio Osorio, de un Nicola Porcella, de un Daniel Elbittar.
Pero la cúspide de la locura fue la presentación de los protagonistas, de Livia Brito y de Fernando Colunga quien, por cierto, se aventó un discurso de una calidad humana que no es común en las luminarias de su nivel.
Siempre lo he dicho y con Fernando me quedó muy claro: las personas verdaderamente grandes son las más agradecidas, las más sencillas, las más educadas.
Todo esto que le estoy contando no pasaba en las presentaciones de antes, donde todo era distante, como de divas, controlado.
Ahora la invito, lo invito, a que compare con las “presentaciones” de las series en “streaming”, de los K-dramas o de los microdramas. ¿A poco son así? ¿A poco todas son así? ¿Cuáles, sí? ¿Cuáles, no?
Al pan, pan, y al vino, vino. No se trata de amarrar navajas entre épocas, entre formatos o entre culturas. Se trata de informar, de reconocer.
Usted merecía saber esto. “Amanecer” merece reconocimiento y una felicitación. De veras que sí. ¡Bravo!