“Dexter” es una de las series más importantes de todos los tiempos, una verdadera obra maestra, un parteaguas en la historia de la televisión.
A lo mejor usted es muy joven y no le tocó. A lo mejor no era suscriptor del canal MovieCity, que era por donde se transmitía en aquel entonces, y no la vio.
Lo que no podemos negar es que aquella producción de la casa Showtime de 2006 triunfó aparatosamente ni que conmocionó a las multitudes de los años 2000.
¿Por qué? Porque hablaba de un tema tabú: de un asesino bueno.
¿Puede haber un asesino bueno? Por supuesto que no. El asesinato es el asesinato.
Sólo que este concepto, inspirado en un magistral paquete de novelas que sí se consigue en español, estaba tan bien sustentado que consiguió que las audiencias no sólo empatizaran, que lo utilizaran como válvula de escape.
¡Qué rico era ver matar a Dexter Morgan! ¡Cómo ayudaba a que el público se desahogara! ¡Cómo servía!
Para no hacerle el cuento largo, esta prodigiosa serie protagonizada por un muchacho llamado Michael C. Hall, a quien en aquel entonces ubicábamos por “Six Feet Under” de HBO, se convirtió en un clásico a la altura, en cine, de “El silencio de los inocentes” o de “Atracción fatal”.
“Dexter” duró muchos años al aire y, como solía suceder en esta industria hasta antes de la llegada del “streaming”, terminó.
Nadie estuvo de acuerdo, como nadie ha estado de acuerdo con los finales definitivos de nada desde que las audiencias tomaron el control de la opinión pública a través de las redes sociales.
¿Y qué fue lo que sucedió? Que por encima de aquel desenlace, que sí cumplía con todos los requisitos para cerrar digna y moralmente algo tan escabroso, se pudieron (y tuvieron) que hacer muchos, muchísimos productos paralelos.
Para que entienda el tamaño de fenómeno, “Dexter” fue precursor de lo que años después hicieron las mejores franquicias del cine como “Star Wars” y Marvel: de los universos.
La diferencia está en que “Dexter” no son ni montones de rebeldes ni montones de superhéroes. Es un solo personaje.
Y así, con un solo personaje, se convirtió en un universo que jamás ha dejado de ofrecer contenidos adicionales como “Dexter: New Blood” y “Dexter: Original Sin”.
“Dexter” es como “Drácula”, como “Frankenstein”, como “El hombre lobo”.
Es un monstruo magnífico con millones de fanáticos en el mundo entero que siempre, siempre, lo van a ver y lo van a adorar sin importar la lógica, las exageraciones ni nada de nada.
A “Dexter” se le perdona todo. A esto hay que sumarle que nuestro amado Michael C. Hall es un sobreviviente de cáncer.
¿Por qué le estoy contando esto? Porque hoy viernes 11 de julio se estrena, en Paramount+, “Dexter: Resurrection”, la nueva serie del universo “Dexter”.
Tuve el privilegio de ver muchos capítulos con anticipación y lo único que puedo decir es: ¡Gracias!
La razón es muy simple: este título es un regalo para los fanáticos de “Dexter”, para los verdaderos amantes de las series de antes, para las audiencias que sí supieron lo que era esperar a que llegara el domingo para ver un nuevo episodio de las aventuras de su asesino “favorito”.
Pero, al mismo tiempo, es un invitación para que las nuevas generaciones, las que no saben qué ver con tantísimas opciones tan raras en tantísimas ventanas, experimenten la certeza que sólo dan los clásicos.
Como su nombre lo indica, “Dexter: resurrección” narra las odiseas de Dexter, el personaje, después de la muerte.
No le voy a contar detalles para no arruinarle la experiencia pero es muy mágico, muy divertido, muy como de Freddy Krueger, muy como de Jason, muy como de Leatherface.
¿Cuál es la nota? La sabiduría del escritor Clyde Phillips (“Nurse Jackie”) que no sólo supo encontrar los ganchos para sostener esto. Creó un contenido multigeneracional.
“Dexter: Resurrection” es protagonizada, sí, por nuestro “héroe” Michael C. Hall, por Dexter, pero también por Jack Alcott, por Harrison, el hijo de Dexter.
Es la historia del padre, pero también la del hijo. ¿Quién es más asesino que quién? ¿Quién es el bueno y quién es el malo aquí? ¿Se puede ser bueno cuando hablamos de matar?
Es que “Dexter: Resurrection”, sin dejar de ser una serie de entretenimiento puro, es un temazo. Pero espérese, se pone mejor.
¿Sabe usted quién sale aquí condimentándolo todo y catapultando la serie a un nivel que no veíamos desde “Dexter”, la propuesta original?
La inmensa Uma Thurman. Cuando usted la vea no sólo va a gozar con una actuación digna del Emmy. No va a creer el tamaño de personaje maligno que interpreta porque, además, dice cosas muy fuertes del mundo en que vivimos hoy.
Yo no sabía, por ejemplo, lo fácil que era que los delincuentes nos hicieran daño en estos tiempos de cámaras de seguridad, biométricos y demás herramientas, hasta que comencé a ver este contenido.
Hágame un favor y hágase un favor. No importa si usted vivió el fenómeno. No importa si usted sabe o no sabe de este universo:
Luche con todas sus fuerzas por ver “Dexter: Resurrection” en Paramount+. Le va a gustar. De veras que sí. ¡Y que viva Dexter Morgan! ¡Que vivan los clásicos de la televisión!