“Cóyotl, héroe y bestia” de la plataforma MAX es una de las series mexicanas más importantes de los últimos años.
¿Por qué? Porque al igual que “Sujo”, “Emilia Pérez” y “Sakamoto Days”, le da un giro al tema del crimen organizado.
Ya no estamos ni en los 90 ni en los años 2000. Las cabezas de la delincuencia ya no son como Rafael Caro Quintero, como Amado Carrillo Fuentes o como Pablo Escobar.
Ahora tenemos una nueva generación de criminales y, lo más interesante de todo, otra posición tanto de los medios, como de las redes y de la mismísima sociedad, para contar sus historias.
Por favor, no juegue a atacar a las plataformas internacionales por venir a México a invertir en series sobre el narco cuando nuestros noticiarios gozan hablando de lo mismo.
Eso es doble moral. Mejor enfríe la cabeza y, paralelamente al anticuado sensacionalismo de la mayoría de los servicios informativos, aprecie las nuevas narrativas.
“Cóyotl, héroe y bestia” es un golpe directo contra el crimen organizado. No le voy a contar demasiados detalles, para no arruinarle la experiencia, pero es una serie antinarcos que parte de lo que, en otros tiempos, más amaban los narcos.
Si usted regresa a los años 80 y a los 90, a los tiempos de “Pistoleros famosos”, de “Operación marihuana” y de los videohomes más famosos de aquellas décadas, ¿cuál va a ser el lugar común?
Que en todos ellos, las y los protagonistas se volvían delincuentes por venganza.
Fíjese, por favor, qué cosa tan más delicada. El mensaje era: si te pasa algo malo, conviértete en narco. Te volverás rico, sexy y encontrarás el éxito.
“Cóyotl”, no. Aquí la moraleja es: si te pasa algo malo, conviértete en héroe. El mejor camino es el lado del bien. Aunque duela física y emocionalmente. Aunque cueste más.
Y para hacerlo todavía mejor, esta creación de Alejandro Castro Cisneros (“Pancho Villa, el centauro del norte”) y Genaro Quiroga (“Drenaje profundo”) parte de figuras ancestrales de la cultura mexicana como la del nahual.
En el remoto caso de que usted no lo sepa, los nahuales son parte de la mitología de nuestros pueblos originarios y, palabras más, palabras menos, son personas con el poder de transformarse en animales.
El protagonista de “Cóyotl, héroe y bestia” es un nahual que pelea contra el crimen organizado.
Me encantaría decirle que es un superhéroe como los de “Daredevil Born Again”, “Loki” o “WandaVision”, pero no y esto la vuelve más nuestra, más atractiva.
Cuando la vea, le suplico que aprecie el giro dramático. Esto es una revolución tanto para las narcoseries como para las producciones de superhéroes.
Tiene un reparto extraordinariamente bueno encabezado por Alejandro Speitzer, Paulina Gaitán, Horacio García Rojas, José Salof, Úrsula Pruneda, Ana Sofía Gatica, Lenin Salazar y José Sefami.
Alejandro, con este personaje, le está dando un giro impresionantemente espectacular a su carrera. Como Tenoch Huerta cuando hizo a Namor.
Paulina es una reina. Mi devoción por ella es incuestionable y a donde quiera que vaya, la seguiré. Pocas actrices de su generación alcanzan ese nivel de excelencia.
Horacio va que vuela para convertirse en un monstruo sagrado de la actuación. Este hombre, en verdad, es un orgullo de México.
“Cóyotl, héroe y bestia” sería la serie perfecta si de repente, a la hora de los efectos especiales, algunas secuencias no se vieran tan en la animación.
Pero la última palabra la tiene usted. Luche con todas sus fuerzas por ver este título en MAX. Es una de las series mexicanas más importantes de los últimos años. De veras que sí.