Espectáculos

Antes que el Oscar, Las Estrellas y Blim

Por supuesto que le voy a escribir de las transmisiones del Oscar, pero eso será hasta mañana porque necesito enfriar la cabeza.

Mientras tanto, hablemos de Las Estrellas y de Blim, donde están ocurriendo cosas muy interesantes.

¿Como cuáles? Como Enamorándome de Ramón y la segunda temporada de Blue Demon.

Seguramente usted, como yo, ha sintonizado todos los capítulos de Enamorándome de Ramón desde que se estrenó el lunes de la semana pasada en el horario de Vino el amor.

¿No se le hace la cosa más divina del universo? ¿Por qué? Porque combina lo mejor de las telenovelas de antes con lo mejor de las telenovelas de ahora y, por si esto no fuera suficiente, está magníficamente bien programada.

Más allá de los lugares comunes de la crítica, como que si esto es un refrito, como que si las actrices están muy bonitas o los actores, muy guapos, tenemos una gran historia.

¿En qué me baso para decirle que esta es una gran historia? En que tiene todos los ingredientes de algunos de los más sabrosos melodramas de todos los tiempos.

Hay amor, gente de diferentes clases sociales, situaciones escandalosas, una suegra mala y es ciento por ciento predecible, lo cual se traduce en certeza, una de las cuestiones que más se aprecian en estos días donde nadie sabe lo que va a pasar a la mañana siguiente en su vida personal, laboral y escolar.

¿A qué me refiero cuando le digo que esta producción de Lucero Suárez (La vecina) tiene lo mejor de las telenovelas de antes?

A que no tiene mayores ambiciones que entretener, a que fluye sin prisas y a que está hecha con un lenguaje más teatral que cinematográfico.

Esto debe tener fascinadas a las mamás y a las abuelas. Uno la mira y siente como si estuviera observando una producción de 1994 o de 1989.

¿Y qué le trato de decir cuando le señalo que este concepto tiene lo mejor de las telenovelas de ahora?

A que tiene humor, unos muy sutiles pero efectivos aires de sensualidad y un elenco precioso integrado por algunos de los rostros más queridos de las telenovelas, de los programas de comedia y hasta de los noticiarios de los últimos años.

Por favor, a esto súmele un muy afortunado aire popular que estaba haciendo falta en la industria de la televisión mexicana.

Esto debe tener muy contentas a las chavas y a la audiencias más numerosas y menos atendidas de la nación.

¿Y la programación? ¿Por qué Enamorándome de Ramón está magníficamente bien programada?

Porque relaja a las multitudes que venían de ver La rosa de Guadalupe y prepara a los espectadores para irse después con El bienamado.

Ahí va a pasar algo bueno. ¿O usted qué opina?

Ahora hablemos de la segunda temporada de Blue Demon, que se estrenó el 24 de febrero por Blim.

¿Cuál es la nota? Que Blim está cumpliendo y funcionando.

Le explico: en este país abundan las plataforma que le prometen mil y un cosas a su público, pero casi nadie cumple.

Blim le prometió a la opinión pública nacional convertirse en un sistema de distribución de contenidos en línea (OTT) con un paquete de buenas producciones propias que constantemente se iba a renovar y que jamás iba a dejar de tener continuidad.

Estos señores no han dejado pasar un solo mes sin estrenar algo nuevo y de su autoría, y a menos de un año de su estreno, ya le dieron continuidad a Blue Demon, ya sacaron su temporada dos.

¿Cuántas otras OTT latinoamericanas pueden presumir de algo así?

Yo nada más quiero que se dé cuenta de algo: en México, cuando producimos una temporada de una serie, es complicadísimo sacar una temporada dos porque no hay seguimiento, porque cuando se autorizan los capítulos nuevos ya todo el mundo está trabajando en otra cosa.

Blim diseñó Blue Demon como la más profesional de las casas productoras. Desde que salió la temporada uno sabía que iba a ofrecer una temporada dos y se organizó. ¡Bravo!

¿Y qué tiene de buena la temporada dos? Un Blue Demon delicioso ya en Ciudad de México, haciendo mancuerna con el Ala Dorada, mostrando los orígenes de la televisión e incursionando en el cine (Blue Demon contra los zombis haitianos).

No, pero espérese, también se abordan temas de alta denuncia social como lo que sucedía en esos tiempos con los derechos de la mujer, con las cuestiones de diversidad sexual, la planificación familiar, las luchas sindicales y los derechos autorales.

La segunda temporada de Blue Demon es mejor que la primera y yo le suplico que además de ovacionar a Tenoch Huerta y Ana Brenda no pierda de vista a Arturo Carmona, a Alejandro de Marino (Franklin) y a Alejandro Durán (Azucena). ¡Qué bien están!

Ojo, el final promete una temporada tres y eso es todavía más positivo.

Por favor, aprecie el trabajo de Blim y de toda la gente que está detrás de la serie Blue Demon. Ya las quisieran en muchas otras partes del mundo. De veras que sí.

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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
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  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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