Cultura

Los aplausos de Raúl Castro

El señor Sotolongo, como llaman los diplomáticos chinos a Jesús Aise, es un cubano en sus cincuenta que fue designado con irreprochable estrategia jefe de una delegación de académicos y periodistas latinoamericanos que visitó varias provincias del gigante asiático en el verano de 2014. Iba acompañado por una joven reportera del Granma, cuya máxima aportación a la expedición fue repetir palabra por palabra los dichos de su paisano, colocado al frente del grupo por el Partido Comunista.

En uno de los seminarios, a la pregunta de cómo reportan los medios en cada país la realidad china, el señor Sotolongo, que en cada oportunidad lanzaba veneno contra el imperialismo yanqui, respondió solícito que en la prensa cubana siempre hay espacio para los gobiernos amigos. En la prensa mexicana no, dijo el fusilero en su turno, porque por lo menos en Notivox se privilegia la información, la noticia, sobre las eventuales amistades extranjeras del gobierno federal. Y más o menos es lo mismo en el resto de los medios, pero no se hablará aquí por ellos.

El señor Sotolongo se encendió de ira, llamó al que esto redacta periodista de sexta y acusó a la prensa mexicana de estar al servicio del imperio. "Lo que ustedes hacen en Granma y Juventud Rebelde es propaganda, no periodismo", devolví a este cubano que, como diplomático de carrera, se la pasa en grande en toda la región asiática, donde además de haber sido embajador en Vietnam, aparece a menudo al frente de estas delegaciones latinoamericanas con el consentimiento de las autoridades de Pekín.

Hoy veo en la página de Facebook del señor Sotolongo que no hay una sola mención de la reciente visita de Barack Obama a Cuba. Menos del concierto de los Rolling Stones. Él, después de todo, es parte del engranaje castrista y como mando diplomático la pasa bien. A él no debe estremecerle, como al ciudadano común, la decena de aplausos que el presidente Raúl Castro brindó a su huésped distinguido. A ese cubano al que todo le falta y que, de súbito, ve a su máximo líder apapachar a quien durante 57 años ha sido el diablo, el enemigo, el causante de sus desgracias, la razón de todos los males.

En menos de una semana, el monstruo imperialista se convierte en el mejor amigo, posa cómodo en la Plaza de la Revolución, con la imagen del Che al fondo, y se da tiempo para ir de la mano de su anfitrión a ver el juego de pelota. Lo ven y se dan cuenta, si es que no lo sabían ya, pero lo callaban por obvias razones, de que no tiene cuernos ni capa ni porta un mortal báculo. Y descubren que en el mundo moderno, global, los presidentes pueden convivir, aplaudirse, darse la mano y acordar mejoras en su relación. ¿Cómo explicarles ahora que el diablo no es tal? O como diría el señor Sotolongo, que el imperio ya es también un gobierno amigo.

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Alfredo Campos Villeda
  • Alfredo Campos Villeda
  • Director de @Notivox Diario. Autor de #Fusilerías y de los libros #SeptiembreLetal y #VariantesdelCrepúsculo. Lector en cuatro lenguas. / Escribe todos los viernes su columna Fusilerías
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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