El fusilero ha sostenido desde los primeros pasos en el oficio, lecturas de Homero de por medio, la especie de que las sirenas no existen, pero de que cantan, cantan. Y por eso siempre tuvo claro que los políticos son fuente de información que usan al reportero y el reportero los usa a ellos, en el buen sentido, como herramientas al alcance de cada uno para los fines correspondientes, unos difundir mensajes y hasta grillar, otros informar al público.
Pero pocas veces eso deriva en una amistad y son muchos los periodistas, sin embargo, que se vanaglorian de tener entre sus cuates a senadores, secretarios de Estado, directores de comunicación social, gobernadores o líderes. Peor aún: hay colegas que se convierten en dogmáticos matraqueros de políticos o sus feroces enemigos, extremos que no dudan en transparentar en sus redes sociales a niveles insospechados de zalamería y de furia demencial, según sea el caso.
El fusilero recuerda haber tenido animadversión hacia Manuel Bartlett, antiguo mil usos de gobiernos priistas y hoy director de la Comisión Federal de Electricidad, secretario de Gobernación en aquella elección robada en beneficio de Carlos Salinas con el episodio de la caída del sistema. Esa afrenta a la sociedad y a Cuauhtémoc Cárdenas siempre se tomó aquí personal. Era 1988.
Años después, ya como senador del PRI, Bartlett compartió mesa en un foro energético con Cárdenas, a quien se le preguntó si era posible conciliar posiciones con quien pasará a la historia como el hombre que operó el fraude aquel. La respuesta de ingeniero fue más o menos así: “No hay problema que Manuel y yo no podamos resolver aquí si se trata de la defensa del petróleo”. De un plumazo, el fundador del PRD se olvidó no solo de aquel aciago episodio, sino del asesinato de dos colaboradores suyos, que el líder obrero Fidel Velázquez quiso reducir entonces a un pleito de cantina.
Por eso, cuando hoy salen periodistas o militantes a romper lanzas contra Bartlett el del fraude (que por su pareja, que por su hijo, que por su riqueza), es imposible no imaginar al poblano y a Cárdenas decir salud por su amistad, esa sí, de político a político, de larga data, mientras en las redes los de a pie se dan con todo.
@acvilleda
