Cultura

Borges y Cortázar en "Black Mirror"

Desde el capítulo inaugural, la impresión que deja Black Mirror, la serie británica televisiva creada por Charlie Brooker, es que ha devenido la representación de The Twilight Zone en modo siglo XXI, pero con más énfasis en la ciencia ficción a partir de los adelantos tecnológicos de nuestra época que en el misterio y el terror característicos de la gloriosa obra de Rod Serling.

Cuatro temporadas después, con 18 extraordinarios capítulos a cuestas, la serie cierra el ciclo comenzado en 2011 con un largometraje interactivo titulado “Bandersnatch” que lanza al espectador a tomar decisiones por el personaje principal, un programador de videojuegos en 1984, tan inocuas como derramar un té o golpear un teclado, tan siniestras como ordenarle golpear o matar y descuartizar a su padre.

Pero la trama de esta producción de Netflix no se limita a la toma de decisiones, como en la célebre escena en que Morfeo muestra dos pastillas a Neo en Matrix (hermanos Wachowski, 1999), ahora por medio del control remoto de la televisión, porque aquí cada orden que da el espectador al personaje va modelando una historia diferente que puede durar 90 minutos mínimo o, en el caso del fusilero, tres horas y media.

Cuando el joven Stefan (Fionn Whitehead) de la era PacMan cae en la cuenta de que es observado desde el siglo XX y entra en pánico, para regocijo del espectador que controla la vida del muchacho con un control remoto televisivo, una leyenda desde la computadora de 1984 sorprenderá al programador y a su titiritero moderno, usted atrapado en la trama, con una vuelta de tuerca que remite a discursos narrativos literarios y, se lo aseguro, le sacará de menos una exclamación.

En este punto el capítulo se ha alejado de la ciencia ficción convencional, del videojuego que desmenuzó Andrew Darley como “forma cultural de masas”, del fenómeno que Kevin Robins llama “las tecnologías postelevisivas”.

Aquí ha vuelto la literatura con Rayuela y Final del juego de Julio Cortázar, la prototípica novela para armar a partir de un orden distinto de lectura a elegir, en el primer caso, y con las tramas de mundos paralelos en relatos del segundo volumen, como “La puerta condenada”, “Axolotl” y el glorioso “La noche boca arriba”, en el que un sujeto, como el programador de Black Mirror, se ve atrapado en mundos paralelos entre las guerras floridas y las calles de un moderno barrio urbano.

También ha desembarcado aquí Jorge Luis Borges con Ficciones y su cúmulo de narraciones propicias. “Las ruinas circulares” sobre el hombre que desembarca en una isla y duerme para construir en un sueño al ser perfecto, ese que es inmune a las llamas, así como “El milagro secreto”, el singular cuento acerca de un condenado por la Gestapo a quien, ante el pelotón de fusilamiento, le es dado tiempo para concluir su obra mientras escurre una gota de lluvia por su frente.

“¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza?”, escribió Borges en “El ajedrez”, como si imaginara este capítulo especial de Black Mirror.

@acvilleda





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Alfredo Campos Villeda
  • Alfredo Campos Villeda
  • Director de @Notivox Diario. Autor de #Fusilerías y de los libros #SeptiembreLetal y #VariantesdelCrepúsculo. Lector en cuatro lenguas. / Escribe todos los viernes su columna Fusilerías
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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