Sin duda alguna en Hidalgo y en específico en la zona metropolitana hay un problema real de movilidad urbana, donde tenemos un transporte público insuficiente y deficiente, con rutas trazadas por los mismos concesionarios (conformados por una oligarquía que tiene el poder y control), quienes históricamente han marcado la agenda pública en materia de movilidad, con el objetivo de mantener su esquema de privilegios.
Por ello necesitamos un panorama de la problemática; primero, debemos saber que la mayoría de las concesiones (placas de taxis, micros y combis), están en unas cuantas manos, y no sabemos quiénes en específico, porque “toda” la información está reservada con el pretexto de la seguridad (en realidad es para cuidar los nombres de quienes tienen concesiones), que no debería ser, por que es un servicio público concesionado por el estado, quien además debería regular que no esté en unas cuantas manos.
Por ello observamos unidades en mal estado, ya que en su pensar dicen “¿Para qué invertir en ellas?, Si lo más importante es la ganancia, no la seguridad de las y los pasajeros y de los propios choferes”, quienes en su mayoría son contratados por los dueños de las “placas”, aunado a la falta de seguridad social, es decir derechos como trabajadores, que incluye prestaciones, aguinaldo, vacaciones pagadas, etc. Por el contrario, si alguien no trabaja, no recibe pago alguno.
Sin embargo, la concentración de placas y concesiones en unas cuantas manos, hizo que no hicieran nada por mejorar su servicio, bajo el amparo del manto protector del gobierno estatal.
Y mientras en México desde 1911 aproximadamente surgió el taxímetro, en Hidalgo todavía el cobro real y honesto es una especulación, ya que la mayoría de choferes dicen: “¿Cuánto le cobran? (por lo que deben calcular al cobro por el servicio); otra frase es: “no me queda; “ya voy a entregar cuenta”; “puedo subir más pasaje” entre otras.
Por lo tanto, si has escuchado alguna de estas frases, también eres víctima del sistema de transporte colectivo.
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