Sin duda alguna hemos dado pasos importantes como sociedad, en favor de una sociedad más justa e igualitaria.
Sin embargo, aún tenemos mucho que trabajar para construir entornos libres de discriminación y de violencia, sobre todo, si consideramos que la discriminación en México sigue siendo un problema estructural.
Tan solo, debemos mirar los datos que reflejan las condiciones en que se encuentran las mujeres, quienes, a pesar de ser la mayoría de la población (51.4%), son quienes padecen graves problemáticas vinculadas a la discriminación, similar a los otros grupos vulnerables.
Claramente el problema de la discriminación hacia las mujeres es estructural, lo que involucra a los poderes del Estado, los tres niveles de gobierno y las diferentes instancias públicas y privadas, incluyendo a la sociedad en su conjunto.
Ya que las mujeres históricamente han sido víctimas de la exclusión en nuestro país, ya sea en el hogar, las calles, la escuela, el trabajo, en la política, en los medios, en la academia, entre muchos otros espacios.
Es decir, más de la mitad de la población del país es o ha sido discriminada en razón de su sexo.
En pocas palabras, la discriminación hacia las mujeres se presenta todos los días, en todos los ámbitos y se refleja en patrones de conducta, en tratos desiguales, discriminatorios, generalizados y masivos.
Problemas y ámbitos de la discriminación hacia las mujeres
Se pueden identificar por lo menos cinco grandes problemas, de la discriminación hacia las mujeres.
Una es el trabajo del hogar no remunerado; ya que se continúa reproduciendo la idea de que trabajos o actividades puede hacer un hombre y una mujer, como es el caso de las actividades del hogar.
Lo que bien se conocen como estereotipos basados en el género, los cuales fundan, reproducen y fortalecen una división sexual del trabajo del hogar.
Por ello se observa aun, que la mayoría de las mujeres de todas las edades se encargan de la mayor parte de las responsabilidades domésticas: lavar, planchar, cocinar y limpiar, etc. Actividades que, al ser realizadas en su propio hogar, no reciben remuneración. Situación que conlleva a otra situación, ya que, al invertir más tiempo en actividades del hogar, sus posibilidades de entrar, permanecer o ascender en los trabajos formales y remunerados, se reduce o limita.
Cuando las mujeres dedican mucho más tiempo que los hombres al trabajo del hogar, y tienen un empleo formal, claramente observamos que realizan una doble jornada laboral.
En cuanto a la denominada economía del cuidado; aquí se observa que las mujeres, también se encargan del cuidado de otras personas, en mucha mayor proporción que los hombres, como son las y los bebés, niños, niñas, personas adultas mayores y personas con discapacidad.
En relación al trabajo remunerado; aquí el problema es la discriminación a la que se enfrentan las mujeres cuando se insertan en el mercado laboral. Porque en relación con los hombres, la paga para las mujeres es menor, aun teniendo el mismo nivel académico, profesional, mismo cargo, etc.
De acuerdo a los datos del CONAPRED y la CEPAL, incluso cuando su empleo y educación son similares, los hombres ganan en promedio 34% más que las mujeres. Por lo que una consigna deberá ser, “a trabajo igual salario igual”.
En cuanto a la Violencia de género; el principal problema sigue siendo el tema de los roles que se han asignado socialmente a hombres y mujeres, y que han definido la relación de poder entre hombres y mujeres.
La causa de la violencia contra las mujeres es la discriminación de género que se expresa en normas sociales y estereotipos que la perpetúan.
Tan solo 63 de cada 100 mujeres de 15 años y más han experimentado al menos un acto de violencia de cualquier tipo ya sea violencia emocional, física, sexual, económica, patrimonial, o discriminación laboral, de acuerdo a los datos del INEGI.
Y no podemos dejar de mencionar que la violencia de género es ejercida por diferentes tipos de agresores (hombres): el novio, esposo, pareja, algún familiar, compañero de escuela o del trabajo, autoridades escolares o laborales, así como cualquier otra persona.
El otro problema es en relación a los Derechos sexuales y reproductivos, ya que aún prevalece entre la población, sobre todo entre las adolescentes la desinformación y la falta de acceso a métodos de prevención de embarazos no deseados.
Y sobre todo la falta de marcos legales, que garanticen que las mujeres puedan decidir libre e informadamente, sobre el número de hijos e hijas, decidir sobre su cuerpo específicamente.
Leyes que no permiten la interrupción legal del embarazo y que además criminalizan a las mujeres que ejercen este derecho, genera condiciones de desigualdad y claramente afecta a un sector de la población, que por cierto es la mayoría.
Por eso, se deben seguir trabajando para genera los marcos legales adecuados para reducir las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres, y las políticas públicas que tengan como objetivo, reducir las amplias brechas de desigualdad, entre hombres y mujeres.
#DebatesSí
“Por una sociedad libre de discriminación y violencia”
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