Desde su creación, el 29 de agosto de 1978, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) se concibió como una institución de educación superior apegada a los principios del artículo tercero constitucional, que considera a la educación como elemento clave para el desarrollo nacional, además de ser una vía para la atención de las problemáticas educativas y la formación de profesional de la educación en el país. A 45 años de su creación podemos decir que la UPN ha cumplido con la encomienda institucional que le fue asignada, a pesar de la escasa atención y apoyo en materia financiera, de infraestructura, de recursos humanos y operativa que los gobiernos estatales le han dado desde que las unidades UPN les fueron transferidas en 1992. Una transferencia que resquebrajó el carácter nacional de la UPN y que se caracterizó por los vacíos u omisiones jurídicas con los que se llevó a cabo, algunos de los cuales persisten hasta la fecha y han significado limitantes para el desarrollo de las unidades UPN en las entidades federativas.
Hoy, en sus 45 años de vida institucional, la UPN se encuentra en la agenda legislativa para atender la añeja demanda de su definición jurídica, con las implicaciones que ello representa (autonomía, personalidad jurídica y patrimonio propio), por medio del proyecto de decreto de la Ley Orgánica de la Universidad Pedagógica Nacional. Llegar a este momento significó una gestión y lucha permanente que data del año 1992, el año de la transferencia. En este trayecto de poco más de treinta años, diversos actores upenianos, a través de diversas estrategias, espacios y gestiones, se manifestaron para exigir mejores condiciones institucionales para las unidades UPN. Destaca en este periodo, la labor realizada entre 2008 y 2010 por el Grupo de Trabajo coordinado por la Subsecretaría de Educación Superior; la gestión realizada por los capítulos regionales entre 2015 y 2019, que colocaron en la agenda educativa la situación de las unidades UPN en el país; las propuestas del grupo a favor de la autonomía de la UPN; las propuestas y gestión del grupo por la refundación de la UPN; y por supuesto, el Congreso Nacional Universitario.
La aprobación de la iniciativa de Ley Orgánica de la UPN en las próximas semanas o meses colocará la vida institucional de la UPN en nuevos escenarios en lo que inevitablemente encontrará nuevos problemas, nuevas posibilidades, nuevos retos. Su nueva condición jurídica y la recuperación del carácter nacional (en todos sus ámbitos) serán motivo suficiente para replantear su misión institucional. Tendrá que encontrar nuevos sentidos y significados. La UPN posee grandes fortalezas que debe hacer visibles en el ámbito de la investigación, la intervención y la innovación educativa. La UPN tiene los elementos para constituirse en referente básico en el diseño de política educativa. Los 45 años de vida institucional, le dan la autoridad y personalidad suficiente para marcar el rumbo a nivel nacional y estatal en los procesos de formación de profesionales de la educación y de transformación educativa.
La tarea que enfrentará la UPN en su nueva condición jurídica-institucional será compleja. Vivirá una transferencia distinta a 1992. Las unidades UPN se han desarrollado institucionalmente de manera diversa, unas más otras menos. Traen consigo problemáticas añejas sin resolver en materia recursos humanos, de presupuesto, de normatividad, de infraestructura, de equipamiento, de oferta educativa, de titulación, de estímulos, entre muchas otras. El retorno a su carácter nacional le dimensionará estas problemáticas de manera distinta y tendrá que establecer un programa institucional de desarrollo muy pensado y articulado a corto, mediano y largo plazo para su atención, además de encontrar el equilibrio en las unidades de manera racional.
Esta nueva condición de la UPN y la revisión histórica desde su creación, permite advertir los problemas, logros, pendientes y desafíos que ha tenido, y tiene, en el desarrollo de la formación de profesionales de la educación y con las demandas educativas que el propio desarrollo del país exigía y exige actualmente. En este tenor, es prioritario que la comunidad universitaria, reflexionemos en lo individual y colectivamente de lo que deseamos para la UPN y de cómo podemos contribuir a ello desde nuestro ámbito de responsabilidad. Lo que finalmente debe orientar nuestra reflexión es el lema que nos ha acompañado y que nos identifica como verdaderos upenianos: “Educar para transformar”.