La propuesta de Marco Curricular 2022 le presenta a las maestras y los maestros una serie de desafíos que tienen que ver con el conocimiento, con las formas de organización pedagógica para el tratamiento de contenidos, con las formas sociales de relación que se dan en la comunidad educativa y con su posicionamiento político-pedagógico. Todo ello en el marco de una construcción cultural diferente, donde los sentidos y significados sobre lo educativo y la escuela son diversos.
Encontrar lo común, les permitirá transitar hacia caminos menos inciertos y romper con paradigmas dominantes.
El desafío de marcar ruptura con el enfoque basado en competencias, presente en los planes y programas de estudio desde hace casi veinte años, es uno de ellos. Este enfoque se basa en una racionalidad técnica que promueve la formación del hombre en lo individual bajo una lógica de competitividad, cálculo y control. La propuesta actual, implica un involucramiento discursivo en otra dirección: lo social, lo colectivo, la transformación. Transitar a este terreno requiere de una ruptura paradigmática.
Posicionarse desee este lugar, implica ver la realidad educativa como proceso y no como producto. Tenemos que problematizarla para comprenderla e identificar en ella puntos de partida distintos a los ya probados.
Tenemos que establecer con la realidad una relación que trascienda lo cognitivo, tenemos que repensarla y romper con la inercia de las explicaciones construidas a lo largo de la historia.
Tenemos que verla como un objeto sociohistórico del cual somos parte. Encontrar y mirar posibilidades en lugar de cierres y obstáculos.
Pilar Aylwin (2006) nos dice que “Una mirada a la realidad desde una visión de futuro obliga a romper con todos aquellos conceptos, hechos, métodos, parámetros, prácticas, que paralizan el conocimiento, sea por determinados intereses, por miedo al cambio, o por falta de imaginación. Centrarse en el presente como realidad en su dinamismo, en su historia, en su complejidad, es lo que hace evidente la esperanza del cambio.”
Una forma de posibilitar esta ruptura paradigmática lo constituye la profesionalización de los docentes. La formación y actualización de las maestras y los maestros son un impulso para romper con la inercia de las reformas curriculares anteriores.
En la tarea docente, teniendo como soporte una formación sólida, se pueden localizar las alternativas pedagógicas posibles para construir un nuevo pensamiento. Desarrollar el pensamiento de los docentes, implica que reconozca los obstáculos teóricos, metodológicos, culturales, sociales, personales, etc. que le impiden transformar su realidad educativa. Se trata entonces de advertir las posibilidades y no los límites.
Una ruptura paradigmática es posible si los procesos de formación se constituyen en acciones que permitan a las maestras y maestros a pensar, transformarse y transformar la realidad educativa en un campo permanente de creación y deshacerse radicalmente de las acciones de transmitir, repetir o de acumular conocimientos (Panzsa, 1987).
Pensarlo así, es colocar el problema de construcción del conocimiento en análisis. Reconocer las formas de transmisión, de razonamiento, las actitudes y los valores construidos y que día a día están presentes en la práctica educativa, son puntos de partida para iniciar una construcción diferente de la realidad.
El Marco Curricular 2022 propuesto, nos plantea esa exigencia y nos coloca en la disyuntiva de pensar que los procesos están “dados” o están “en construcción”. Una construcción de la cual podemos ser parte activa si asumimos que otro “conocimiento” es posible y que el dispositivo esencial lo encontramos en la ruptura paradigmática.
Alfonso Torres Hernández