La sociedad del siglo XXI cambia, transita hacia modelos muy distintos a los que se configuraron en el siglo pasado. Las condiciones económicas, sociales, culturales, tecnológicas y políticas se han modificado, algunas radicalmente, y eso nos hace pensar que las formas institucionales del sistema educativo y la escuela no pueden permanecer sin cambios. Es necesario entonces, pensar en la reinvención de las instituciones educativas, evitar que se inmovilicen ante el embate y avance de nuevas narrativas, cambios tecnológicos y formas sociales de comunicación. La construcción de una agenda educativa que responda a ello se constituye en algo prioritario. Los temas de una agenda educativa deberán poner en juego términos construidos en las últimas décadas como calidad, eficacia, eficiencia, democracia, justicia, equidad, competencia, comunidad, inclusión, diversidad, entre muchos otros.
Oslac y O´Donell (1981) refieren que las “cuestiones” (demandas, necesidades) son asuntos “socialmente problematizados”. Hoy en día, en las escuelas se construyen nuevas narrativas y emergen nuevos temas que requieren de una atención social, política y educativa. El malestar docente (de salud física y emocional), la convivencia social, la violencia interna en las escuelas, las condiciones institucionales y la intensificación del trabajo docente, el uso de la inteligencia artificial, las redes sociales y la relación escuela-comunidad, son cuestiones que se han venido problematizando por los mismos involucrados y requieren ser atendidos como parte de una agenda de política educativa. No con programas inmediatistas, no con ideas iluminadas de algún funcionario o para promoción de algún político. Deben ser atendidas con políticas pensadas, integrales y pertinentes a la situación.
Pensar en una educación diferente, significa repensar la escuela. Significa preguntarnos ¿cuál es la educación que necesitamos en la actualidad? ¿qué escuela se necesita para avanzar hacia la transformación social? ¿cómo deber ser la relación pedagógica? ¿cómo organizar la enseñanza y el aprendizaje en los tiempos actuales? Significa colocarnos en un lugar distinto para replantear nuestro papel como docentes, darle un mayor sentido a nuestra labor cotidiana. Tener claridad en el proyecto de escuela y sociedad que compartimos y al que contribuimos.
Una agenda educativa es posible construirla en marcha, “dándose”. Una construcción alternativa si la “agenda oficial” no responde a las necesidades y demandas. Problematizar la situación educativa en comunidad es un punto de partida indispensable. El replanteamiento de la política educativa que se vive actualmente (en referencia a la USICAMM, el modelo curricular, la ley del ISSSTE) son pretextos para repensar el sentido de la docencia y la escuela. El camino posible no puede pensarse en solitario, tiene que ser en colectividad, la emergencia del “sujeto colectivo” es cimiento para la construcción de un proyecto común que considere las cuestiones emergentes que detienen el avance hacia la transformación social.