Durante todo el año, la preocupación del mundo por los efectos del cambio climático ha ido creciendo y la población mundial cada vez es más consciente de la problemática.
No es casualidad que el famoso Diccionario Oxford de la lengua inglesa designara “Emergencia Climática” como la palabra o expresión que identifica al 2019.
En el diccionario el término se define como “una situación en la que se requieren medidas urgentes para reducir o detener el cambio climático y evitar el daño ambiental potencialmente irreversible resultante de él”.
Según la editora general del Diccionario Oxford, Katherine Connor Martin, la elección de “Emergencia climática” como palabra del año tiene que ver directamente con la preocupación que ha mostrado la población de habla inglesa.
Pero hay que decirlo, amigo lector, en verdad la preocupación por los efectos del calentamiento la compartimos todo el mundo.
En este, año las protestas contra el cambio climático han invadido las calles y redes sociales. El movimiento Extinction Rebellion detuvo el tráfico en algunas de las ciudades más importantes del mundo y Greta Thunberg consiguió que miles de estudiantes faltaran a sus clases para manifestarse contra la crisis medioambiental.
No se trata protestas huecas o politiquería, mucho menos de un “cuento chino” como piensa Donald Trump, es una realidad que ya se vive en muchas regiones del mundo.
El viernes en un pequeño poblado del Ártico de Rusia, los pobladores de Ryrkaypiy se sorprendieron por la llegada de una manada de más de 50 osos polares que llegaron hambrientos a buscar alimento en los patios de las casas y en la basura.
No es la primera vez que algunos osos polares llegan ahí, pero sí es la primera vez que una manada de ese tamaño llega al pueblo. Se trata de algo muy peligroso para la población y los expertos aseguran que el responsable es el calentamiento global.
El cambio climático está derritiendo el hielo donde los osos se acercan al mar para cazar focas o peces y, al no tenerlo, siguen los caminos sobre tierra atraídos por el olor de la comida en el pueblo.
Este caso de los osos polares es muy similar a lo que sucede en Monterrey en los alrededores del Cerro de la Silla o Chipinque, donde es común el avistamiento de osos negros que bajan a la ciudad en busca de alimento y agua. Los han visto entre botes de basura o en las albercas. En este sentido, Monterrey no es muy diferente de un pueblo en Rusia: ambos sufren los efectos del cambio climático.
Desde el 2 diciembre y hasta el día 13 se lleva a cabo la gran cumbre climática mundial en la ciudad de Madrid, España, se trata del foro político más importante a nivel internacional para hacer frente a la emergencia climática.
Más de 200 naciones se reúnen para establecer compromisos para reducir las emisiones de carbono a la atmósfera, las cuales son responsables del calentamiento global, el que a su vez está ocasionando los cambios en el clima de todo el mundo.
La Cumbre tendrá importantes ausencias, como la del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Brasil, Jair Bolsonaro. Ambos reconocidos por negar (sin ninguna prueba) que el cambio climático está sucediendo. Tampoco habrá representantes de China, ni de la India, dos de los países con las ciudades con mayor contaminación del mundo, pero el resto del planeta sí está representado.
Este diciembre se tendrán que comenzar a aplicar los compromisos firmados en París hace un par de años, pero de Madrid deberán salir acuerdos más ambiciosos y concretos, porque aún no es suficiente lo que se ha conseguido. Las naciones firmantes se llevarán eso a su país y la población deberá asumir lo acordado.
México ha firmado todos los compromisos y seguramente estaremos entre las naciones que apoyen el acuerdo en Madrid, pero es importante que la población comience a saber todo lo que implica este compromiso, las acciones que se deberán emprender y los sacrificios que pueden significar. De eso, malamente, casi no se habla y no se difunde… o usted, ¿qué opina?