Cultura

Reconocer al agresor (XXIV)

  • Pa'no molestar
  • Reconocer al agresor (XXIV)
  • Alejandro Evaristo

Roberto está tirado frente a los urinales en posición fetal. La sangre surge de sus orificios nasales y auditivos y se revuelve con el amarillento surgido de la boca.

Se aprieta el abdomen a la altura del ombligo en un intento por evitar los espasmos pero estos siguen y el olor es insoportable.

Dos de sus compañeros entran al sanitario y lo que ven les resulta repugnante y asqueroso pero es parte del equipo y hay que auxiliarle.

Uno decide quedarse y ordena al otro que vaya por el servicio médico mientras él trata de mantener al enfermo sobre su costado para evitar que se haga daño o se ahogue.

La intempestiva salida del oficial hacia la enfermería alertó a las otras dos mujeres del grupo, quienes no esperaron las indicaciones superiores y corrieron hacia el otro sanitario para verificar el estado de Mariana. La hallaron cuando recién empezaba a convulsionarse.

En cuestión de minutos hay dos paramédicos y una camilla para cada uno de ellos. Los llevaron a un pabellón aislado cercano a las oficinas administrativas y los inmovilizaron a una enorme y larga mesa de juntas.

Hay solo un doctor y una enfermera en el complejo y ambos saben que la prioridad es estabilizarlos. Les han despojado de la camisola oficial y están con el torso desnudo: han checado los signos vitales y al parecer han empezado a normalizarse, dejaron de vomitar y las convulsiones desaparecieron antes incluso de que les administrarán una solución salina para impedir los efectos de la deshidratación. De hecho no sabían qué más hacer.

En la sala hay expectación.

Ambos guardias recibieron un sedante y no despertarán sino hasta dentro de dos o tres horas pero al parecer, al menos por el momento están bien.

Dos guardias están ahí, otros dos están a prudente distancia apuntando con sus armas a la puerta de acceso al salón junto a los laboratorios, donde ya no hay ni luces ni movimientos extraños, pero no se acercarán a confirmarlo. Los dos restantes regresaron a sus puestos como vigías para prevenir sobre la posible llegada de alguna sorpresa desde el exterior.

Todos saben que deben esperar que Mariana y Roberto se recuperen para saber qué pasó...

***

Apuran el vodka de sus vasos mientras los otros dos vagos se limitan a observarles. Llegaron corriendo y estaban pálidos, aunque balbuceaban alguna tontería incomprensible.

El mayor parecía ser el más afectado y no solo por los evidentes golpes y el estado de su ropa. Se revisaba una y otra vez tocando con las palmas de las manos la parte superior de su cuerpo poniendo especial atención a la espalda y los hombros. Luego se levantaba, caminaba alrededor del sillón y volvía a sentarse. Ni siquiera intentó encender el cigarrillo.

Los demás no decían nada. Solo habían visto cómo alguien había aventado al musculoso joven a unos cuatro o cinco metros de distancia sin mayor dificultad y huyeron. No, no podrían reconocer al agresor porque el sitio donde se desarrolló el pleito estaba oscuro, dirían más tarde a la policía.

La versión de Daniel fue diferente porque él fue el más afectado. Si no hubiera sido porque hago parkour no la hubiera contado, -dice a los investigadores-. Ese tipo era muy fuerte, cuando me aventó no hizo ni fuerzas y yo peso casi 90 kilos, pero como a mí no me gusta dejarme de nadie me le planté y por más que lo intenté no’más no le hacía nada. Es más intenté clavarle mi navaja, esa, la que tienen ahí adentro de la bolsa en el escritorio, pero puedo jurar que la hoja se resbaló como si la hubiera intentado clavar en una piedra. No lo entiendo, ese cabrón debería estar muerto. Además, fue bien loco porque cuando me cargó y me aventó y luego quiso volver a agarrarme neta que le vi seis brazos y no, ni había tomado nada, solo estábamos fumando un cigarro y pues cuando vimos que atacaba a los noviecitos quisimos ayudarles…

- A ver espérate, ¿estás diciendo que un hombre con seis brazos atacó a esos jóvenes y luego a ti?

Lo que digo es que quisimos ayudarlos y eso que vi, pero no recuerdo bien porque uno está caliente y pos igual se imagina cosas...

- Nosotros también lo vimos, dice otro de los chavos… esa cosa no era humana…


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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