Acapulco, Guerrero. El Abierto Mexicano de Tenis trajo a Acapulco lo que parecía imposible hace cuatro meses: turismo, un evento internacional y esperanza.
Si bien el puerto sigue lastimado por lo que arrasó a su paso el huracán Otis y lo que desnudó la tragedia —abusos, robos y oportunismo—, hay muestras de solidaridad, esfuerzo de familias por reponerse y ánimo de recuperar lo perdido.
En octubre era impensable que un evento como el abierto de tenis se realizaría. La Arena GNP, donde se juegan los partidos, lucía completamente destruida y la devastación del complejo Mundo Imperial, donde se hospedan los participantes y asistentes, era incuantificable. Los trabajos de reparación y la inversión millonaria que se hizo pusieron en pie esta zona de Acapulco.
El resto avanza a su propia velocidad. Donde hay dinero, las cosas caminan. Donde hay carencia, la reconstrucción es lenta.
En estos días de recorrido por Acapulco sus habitantes me hablaron de los problemas y pendientes que aún tienen.
Los censos de damnificados permitieron entregar entre 8 mil y 60 mil pesos de ayuda a cada familia, 12 vales de despensa y una tarjeta para hacer compras por 500 pesos. Además de enseres domésticos y la posibilidad de tramitar un crédito a la palabra. Recursos con los que la mayoría hizo reparaciones, compró algunos materiales y pagó mano de obra.
Hay quienes están muy agradecidos, otros me advirtieron que la repartición no fue equitativa. De una misma familia solicitaron varios apoyos, hubo quienes clonaron los vales de despensa y los revendieron, los trabajos y materiales de construcción se cobran al doble. Mientras unos ruegan por recuperar los empleos que perdieron, otros se dan el lujo de renunciar y vivir de los apoyos y despensas que tienen almacenadas en casa.
Lo que todos tienen en común es el desafío de la violencia. En la última semana han sido incendiados autobuses de pasajeros y taxis. Tomar el transporte público se ha convertido en actividad de alto riesgo. Delincuentes bajan a los pasajeros, al chófer, echan gasolina y encienden los vehículos. Esto ha provocado operativos de la Guardia Nacional, que con sus armas largas suben a los autobuses, bajan y catean a los pasajeros.
El tenis provocará que esta semana el mundo vuelva a mirar a Acapulco; coincidirá con la suspensión de apoyos por el inicio de las campañas electorales y quienes aún dependen de esto se empezarán a quedar sin nada. Ojalá más eventos así se realicen para que el puerto y su gente sigan levantándose.
