Estoy leyendo un libro lleno de pequeñas joyas llamado 100 Life Lessons They Don’t Teach You In School, de Gabriel Celada. Algunas frases subrayadas me hacen detenerme más de lo habitual, pero hubo una que me dejó pensando durante días: “Everybody wants the view, but no one wants the climb” (Todos quieren la vista, pero nadie quiere la subida).
Y me hizo pensar en la salud. En lo mucho que admiramos a quienes tienen 70 u 80 años y viven con energía, movilidad, buena memoria, o una vitalidad que contagia.
Decimos: “yo quiero llegar así a esa edad”, pero muchas veces no estamos dispuestos a hacer lo que esas personas hicieron durante décadas. No días, no semanas, no meses… décadas.
Queremos la vista. Pero no queremos la incomodidad de la subida.
Queremos vivir más y mejor. Pero no queremos soltar el cigarro, el azúcar, el alcohol o los desvelos frecuentes.
Nos cuesta movernos más, estresarnos menos, dormir mejor, hacernos chequeos o cuidar nuestra alimentación y cuando comenzamos a hacerlo, nos incomodamos y mejor lo dejamos “para después”, pero a veces ese “después” llega muy tarde.
Y lo entiendo. Porque el camino de la prevención no siempre es cómodo. No es inmediato. No da aplausos. Y a veces, ni siquiera da certeza. Porque estoy segura que todos conocemos a ese alguien que cuidaba su salud y aún así enfermó, o se accidentó, pero al menos sabemos que hizo todo lo posible para minimizar ese resultado.
Pero lo que sí dan estos hábitos saludables, si lo repetimos con constancia, es una vida con más posibilidades: de estar presentes, de disfrutar a los nuestros, de tener un cuerpo que responde, una mente que recuerda, un corazón que resiste y un sistema inmune capaz de combatir el virus que logre llegar a él.
Y no sé tú, pero yo no quiero empezar a subir la montaña tarde, con el cuerpo desgastado por hábitos que solo hacen el trayecto más difícil. Prefiero comenzar hoy, paso a paso, mientras aún tengo fuerza, claridad y voluntad. Porque la mejor vista se disfruta más cuando llegas aún con energía para quedarte y disfrutarla.
Por eso trabajo cada día con mis pacientes para recordarles que la salud no se compra, y tampoco se hereda del todo aún y cuando tengan el conjunto de genes más protectores. Todos deben seguir construyendo su salud, defendiéndola. Porque la vitalidad se gana con pequeñas decisiones que parecen insignificantes, pero que en conjunto marcan la diferencia.
Una comida saludable al día. Una caminata tranquila en lugar de una hora de pantalla. Un estudio a tiempo. Una cita para entender y corregir aquello que hoy ya comienza a fallar.
Eso es subir. Paso a paso. Y aunque a veces cueste, debes recordar que cada paso te acerca a la vida que tanto anhelas.
Así que si hoy estás en medio de esa subida —cuidando tu alimentación, dejando un mal hábito, intentando moverte más o dormir mejor— no te detengas. Aunque no veas el cambio inmediato.
Aunque nadie te aplauda. Aunque parezca que no pasa nada. Todo está pasando y tu cuerpo te lo agradecerá.
Recuerda: La vista no se disfruta desde abajo. Si no hasta después de la subida. Y vale la pena. Porque cuidar de ti es la forma más profunda de decirte: “quiero seguir aquí”. Aquí, viviendo más y mejor.
No olvides que puedes seguir en instagram para más consejos de longevidad en @aleponcehealthyaging.mx o si quieres información de mis servicios visita mi página www.healthyaging.mx.
