
La mayoría de las personas, en la actualidad, tiene en sus manos un celular conectado a internet. Lo que hace algunos años parecía ciencia ficción hoy es una realidad: llamadas con video, noticias en tiempo real desde cualquier parte del mundo, comprar ropa, regalos, enviar y recibir dinero desde la palma de nuestras manos. El internet del celular ha revolucionado el mundo, pero en nuestra salud no hemos visto beneficio.
Datos a escala mundial indican que las personas, en promedio, pasan cuatro horas al día conectados a internet en sus celulares (sin contar lo que utilizan desde sus computadoras para trabajo, estudio u otras razones). Este número parece ir en aumento cada año, y se cree que la razón es por efecto del continuo cambio de imágenes y las notificaciones sobre los receptores de dopamina en el cerebro. Éste es un neurotransmisor que, estimulado, ocasiona una sensación de placer que nos impide parar, ¿suena esto a una adicción? Lo es.
Entonces, si el celular causa placer, ¿por qué es negativo? A la par de que exista una secreción de dopamina, el tener en la punta de nuestros dedos una forma de conexión instantánea con el mundo, ocasiona un aumento de cortisol, una hormona que pone a nuestro cuerpo en un estado de alerta constante generando estrés innecesario. Es probable que cada vez que desbloqueas tu celular encuentres noticias que te preocupan, mensajes de alguien buscándote, un correo con recordatorios, fotos que despierten en ti emociones poco placenteras como enojo, tristeza o envidia, entre otras cosas. El cortisol, en exceso, tiene efectos que aceleran el deterioro de las enfermedades más comunes de la actualidad: cardiovasculares, diabetes, depresión. La combinación de cortisol y dopamina ocasiona una especie de adicción al estrés y una sensación de urgencia y obligación instantánea de la que nos hemos vuelto presas por tener el celular cerca.
El cortisol es una hormona que nos permite sobrevivir a las situaciones de peligro y por ello no debería estar alto en sangre cuando no estamos bajo esta situación. El celular, o más bien, nuestro uso excesivo es lo que ocasiona que los niveles se mantengan más altos de lo adecuado, trayendo consigo efectos negativos a la salud: presión arterial alta, mayor secreción de ácido en el estómago, aumento de glucosa en sangre, digestión lenta y un estado de ánimo irritable. ¿Te sientes familiarizado? El tratamiento a todos estos síntomas, además del médico, debería ser desconectarse del celular.
Si lo anterior te está pasando, revisa en las estadísticas de tu celular el tiempo promedio que pasas en él. Muchos lo desglosan en tiempo por aplicación y eso te ayudará a hacer ajustes en su uso. Comienza con metas pequeñas, recuerda que estás alejándote de una adicción y es posible que en un inicio sientas ansiedad por separación. Una forma sencilla de comenzar es dejar de utilizarlo a partir de las 10 de la noche pue es a partir de esa hora y hasta entrada la madrugada, que por salud el cortisol debe estar en su nivel más bajo y someterse a estrés en ese horario crea una sensación de malestar mayor ya que el cuerpo tiene menor posibilidad de defenderse. Comienza a planear qué podrías hacer con cuatro horas más en tu día y desconéctate para reconectar con lo que te gusta, tus seres queridos, otros hobbies y, principalmente, para recalibrar tu salud y así vivir más y mejor.