Política

El costo de la opacidad

Hay historias que envejecen mal.

La semana pasada se dio a conocer que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos puso en la mira a tres instituciones financieras que operan en el país que, coincidentemente, cuentan con sucursales en Puebla. Una de ellas es la casa de bolsa Vector y la otra, CIBanco.

Sobre la primera, se sabe que el gobierno estatal arrastra una inversión multimillonaria con esta institución, hecha en los tiempos de Mario Marín, entre 2008 y 2009 por un monto de 2 mil 216 millones de pesos, que en su momento fueron colocados en productos financieros.

Más de una década después, todavía hay 321 millones en juego, con vencimiento hasta 2033.

Uno pensaría que después de tantos escándalos financieros y después de los boquetes que dejaron administraciones pasadas, como la de Miguel Barbosa con el Banco Accendo, este tipo de historias ya no tendrían cabida, pero no. En marzo de este año se recuperó una parte (1,695 millones) y ahora la disyuntiva es si vender el remanente con pérdidas o seguir esperando y cruzar los dedos.

Pero eso no es todo.

El gobierno también mantiene vivo un instrumento bautizado como “Fideicomiso Irrevocable de Administración y Fuente de Pago F” que se creó en noviembre de 2012, bajo el sello de Rafael Moreno Valle, como garantía para pagar los famosos Proyectos de Prestación de Servicios (PPS), esos mecanismos que le permitieron a varios gobiernos construir rápido y endeudar despacio.

Hoy ese fideicomiso administra 987 millones de pesos y está a punto de cambiar de manos pues dejará de estar en CIBanco y pasará a BBVA México.

Y surge otra vez la duda. ¿Quién autorizó originalmente estas inversiones? ¿Quién ha dado seguimiento a los rendimientos año con año? ¿Por qué apenas ahora se cuestiona si conviene vender o aguantar?

Lo cierto es que los números pueden esperar, pero la rendición de cuentas no. Las inversiones heredadas pueden estar “protegidas” en papeles notariales, pero el dinero es público, es decir, se trata de recursos de todos.

Porque aquí no se trata solo de pesos y centavos. Se trata de decisiones, de opacidad, de historias que se maquillaron como gestión técnica de la vieja política.

Y el problema es que, mientras los gobiernos van y vienen, el dinero sigue dormido en fideicomisos, apostado en bolsas de valores, pero lejano a la gente.

Ojalá que no se haga costumbre.


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Alberto Rueda
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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