Roma. Recién se conmemoraron aquí los 60 años del tratado signado en la Ciudad Eterna, embrión de la hoy Unión Europea (UE), en un ambiente de escepticismo por el brexit sobre el más ambicioso proyecto de integración jamás realizado en el mundo.
El 29 de marzo el gobierno de Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte detonó la aplicación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, en vigor, para iniciar las duras negociaciones del acuerdo de retiro y la futura relación entre ambas partes, en el plazo legal establecido de dos años, especialmente sobre la cooperación económica y de seguridad.
Al mismo tiempo, la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, logró la aprobación del parlamento escocés para un segundo referendo sobre la independencia de Escocia, y el partido Sinn Fein, en Irlanda del Norte, reiteró su interés en un referendo para lograr la unidad con la República de Irlanda, al oponerse ambos al brexit.
Voces en México y Estados Unidos creen que la Unión Europea no tiene futuro. Funcionarios mexicanos y otros cercanos a Trump han estimado que implosionará la UE y que otros países seguirán el ejemplo británico.
No lo creo. Por el contrario, Reino Unido será más débil sin la Unión Europea, corre el riesgo de desmembrarse y el brexit terminará siendo la victoria pírrica de la “pequeña Inglaterra”, teñida de una melancolía imperial obsoleta.
Muchos pesimistas esperaban un triunfo del xenófobo Geert Wilders en Países Bajos y con ello la expansión de un sentimiento anti-UE.
Sin embargo, la alta participación de los neerlandeses en las elecciones, más de 84 por ciento, y en especial de los jóvenes que no han conocido otra Europa que la de la UE, libre de controles fronterizos, con ambiciosos programas de intercambios estudiantiles como Erasmus y con un sentido de nacionalismo abierto, demostró que hay una corriente creciente y favorable a la integración europea, aunque no acrítica.
Según encuestas recientes citadas por la revista alemana Der Spiegel, a partir del brexit ha aumentado el apoyo a la UE en países tradicionalmente escépticos como los propios Países Bajos y Dinamarca.
Pero el camino futuro no será fácil. El fundamento de la UE radica en la libre circulación de bienes, servicios y personas, este último aspecto excluido del Tlcan.
Para hacer posible esta integración, la UE ha instrumentado los llamados fondos de cohesión y fondos de desarrollo regional a fin de lograr un mayor equilibrio económico entre las diversas regiones y países de la UE.
Las transferencias de recursos en muchos casos han sido enormes y detonado crecimiento económico sin precedente, como lo fue en el caso de España. En otras circunstancias, como en el caso de Grecia, han sido, quizá, menos exitosas. Pero la UE ha privilegiado a la par que el libre comercio los principios de cohesión social, solidaridad y subsidiariedad, con una concepción del capitalismo diferente a la que ha propuesto Estados Unidos.
Quien haya vivido en Europa, como ha sido mi caso, puede testificar el éxito del modelo, a pesar de sus debilidades. La sociedad europea ha tejido una red de bienestar social, más evidente en los países nórdicos que en los del sur de Europa.
La pertenencia a la UE y a la OTAN fue el imán para lograr cambios acelerados en materia de democracia, derechos humanos e implantación de un modelo de mercado en los países pertenecientes a la ex órbita soviética.
Los retos son grandes: la dupla Alemania-Francia, motor histórico de la UE, se encuentra debilitada, fundamentalmente por el lado francés. Italia, España y Polonia, los otros países grandes, no pueden llenar aún el hueco francés.
Un tema central en las próximas elecciones europeas es la migración. Francia enfrenta serios retos de integración de los inmigrantes argelinos y marroquíes. Alemania confronta la enorme tarea de incorporar a los refugiados, principalmente sirios, que han llegado en los últimos años.
En ambos países existe el riesgo de convertir la discusión sobre temas de migración en un asunto de seguridad nacional, cuando es un fenómeno económico y social. Existe la tentación de exhibir el espantapájaros de la presencia de los migrantes en Europa, particularmente en Alemania, como amenaza, al igual que lo hace Trump. Irresponsablemente ha tratado de convertir a los trabajadores mexicanos en un problema de seguridad nacional de Estados Unidos, cuando no lo son.
Por último, el futuro del euro es también un gran reto. Pese a que algunos consideran que fue una apuesta equivocada, pues quitó a varios países la flexibilidad necesaria para devaluar sus monedas y mantenerse competitivos, el retorno a la peseta, la lira italiana, el franco francés, sería un caos. El euro se mantendrá como la principal moneda en competencia con el dólar para las transacciones internacionales.
Posdata
En México, la activa directora del Museo de San Carlos, Carmen Gaitán, inaugura la exposición El reencuentro de la belleza, hoy sábado a las 12:30 horas. Se trata de grabados y estampas, exhibidos por primera vez, de Alberto Durero, Theodore de Bry, Francisco de Goya y José Guadalupe Posada, entre otros artistas europeos y mexicanos.
@AGutierrezCanet