Cultura

El clima

En estos días ha estado haciendo mucho frío. Se dejó venir una tormenta invernal como pocas veces ocurre. Aparte del caos que generó —por lo de los recortes de luz y así— nos dejó una nevada que festejamos. Esa tarde conversaba con un amigo y quedamos de armar una carne asada. —Cuando se mejore el clima—, sentenció. Me deja pensando, ¿por qué o cómo se va a mejorar? ¿Qué quieren decir con “mejorar”?

Existe esta costumbre inconsciente de tomar el frío, la lluvia y la niebla como condiciones adversas. No entendemos que el ciclo anual está cargado de condiciones climáticas más o menos definidas (aunque eso ha cambiado en las últimas décadas) y que debemos tomar las cosas como vienen. No hay semejante cosa como “buen clima” —ni su contrario— como tampoco podemos afirmar cosas como “hoy fue un gran día” basados solamente en las condiciones atmosféricas. Nos quejamos de todo. Especialmente en Monterrey, que posee un microclima muy peculiar y estresante. Y para los meteorólogos —¡y pilotos! — es una monserga; hay meses aburridísimos en los que no ocurre una chingada y en otros momentos no se sabe qué va a pasar. Es una mezcla de extremos: episodios psicóticos y estados depresivos severos. Por eso no me sorprende que nos comportemos de una manera tan dramática a veces.

Hace unos años cayó una nevada aquí en Monterrey. Por esos días estaba el chef Juan Emilio Villaseñor de visita. Con todo y el frío intenso, la humedad y el pronóstico de una nevada, hicimos una carne asada debajo de un nogal deshojado. Recuerdo que esa tarde Juan Emilio compró una ginebra que le habían recomendado como muy buena. Emocionado, la probó, y casi la escupe. Entonces subió a redes un video vaciándola en el retrete. Esa noche la pasamos muy bien, en medio de la ventisca, la nieve y el frío.

Las condiciones climatológicas no son, por sí mismas, ni buenas ni malas. Todo depende de la circunstancia. 

En otra nevada acá en Monterrey fui al cañón de la Huasteca, un parque nacional dentro de la Sierra Madre Oriental, notable por su geología. Durante la noche anterior había estado nevando en las partes altas de la sierra, por lo que subí a mi pick up y me fui a los cañones. Me enfilé hacia uno en particular; rodeado de dos altas formaciones de caliza verticales. Fui avanzando lentamente cuando de pronto comenzaron a caer gruesos y somnolientos copos de nieve. Apagué el auto y salí. La nieve caía de manera tan lenta que aquello parecía tener la textura de un sueño. La capa de nubes estaba justo por debajo de las cumbres de las montañas y de esa manera se formaba un entorno cerrado que daba la impresión de ser un estudio cinematográfico. No había un solo ruido, sentí que estaba en medio de un evento solemne. Es de las cosas más sublimes que me he vivido. Me quedó claro que un evento así no lo volvería a ver nunca. Hasta hoy no he vuelto a vivir algo así.

Siempre hemos tenido una fascinación con la atmósfera. Tal vez porque es igual de caprichosa y necia como nosotros. Pero lo que ya me queda clarísimo es que el clima siempre es perfecto para algo, esté como esté.

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Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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