A escasos días de que expire el plazo para que la Comisión Nacional de Elecciones publique la lista de los aspirantes, a distintas candidaturas, pero sobre todo y por razones estratégicas de índole político-electoral, a la de la Presidencia Municipal de la capital poblana, y que se supone participarán en una encuesta de la cual se obtendrá el nombre de quien tenga que asumir la candidatura que represente al partido, se observan intensos cabildeos, apuradas negociaciones y movimientos de piezas que cada equipo considera jugarán un papel clave en las muy anticipadas jugadas de ajedrez, que estarían apuntando, más a la elección de gobernador de 2024, que a esta, calificada como intermedia.
La lucha por estas posiciones, en la que entran moros y cristianos, o si usted prefiere, tirios y troyanos, de suyo hace caso omiso de los llamados que reiteradamente ha hecho un servidor para salir unidos en la presente contienda. La mayoría de los aspirantes, como si tuvieran saberes o especialidades múltiples, le tiran -porque sí se inscribieron- a uno o a otro cargo, previendo que si existen competidores con perfiles más aceptables, no habría mucho problema en ceder, porque piensan que quizá los criterios y niveles de evaluación en el otro -puesto de representación popular- sean menores y, por tanto alcanzables. El asunto importante es quedar con un coto de poder, sin importar en dónde sea.
En días pasados, acompañado del ingeniero Armando Etcheverry, que también es aspirante a ocupar la candidatura para la presidencia municipal de la capital del estado, en una rueda de prensa, yo me permitía advertir que mientras los militantes y dirigentes de Morena se entretenían en cultivar y profundizar sus diferencias, en el entorno político y social, estaban y están sucediendo cosas que considero graves, porque afectan la imagen, la integridad y la capacidad de influencia de Morena y del Programa de la Cuarta Transformación.
Decía que: Nos preocupa, en primer lugar, lo que al inicio de la administración de López Obrador fue una especie de resistencia poco organizada, por parte de la derecha (empresarial y política), frente al Plan de Desarrollo y de las acciones que propuso el Presidente de la República, tanto para poner freno a la corrupción, como también para echar a andar su nueva política económica con sentido social; nos preocupa -decíamos- porque aquella resistencia dejó de ser espontánea, pasiva y desorganizada, y pasó a ser una estrategia formal de tipo ofensiva que comprende diversos campos, en los que actúan, incluso con violencia, sujetos políticos muy variados; lúmpenes, féminas, porros, desempleados, un cierto grupo de gobernadores, resentidos de todo tipo, etcétera, acciones ofensivas que, sin embargo, los llamados “intelectuales orgánicos” las están centrando en el área mediática, donde están haciendo uso intenso de las técnicas más sucias de la guerra psicológica, la infodemia (es decir, la mentira o las noticias falsas) y la manipulación de masas. En este último caso para tratar de generar dudas, meter miedo e incertidumbre a la gente, todo para tratar de desacreditar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y, de paso, restarle credibilidad tanto a nuestro partido Morena --el cual, por cierto, goza en este momento del índice más elevado de aceptación entre los ciudadanos- como también de la política económica, de carácter popular, nacionalista y anti-neoliberal, que viene aplicando el propio Presidente de la República.
En relación a Morena, debo comentar que, si bien la absoluta mayoría de los militantes de base se han mostrado receptivos al mensaje de UNIDAD, que hemos venido difundiendo a lo largo y ancho del territorio poblano, hay todavía algunos -en especial los que se asumen dirigentes sin serlo en realidad, y los que a toda costa persiguen un cargo- que, anteponiendo sus intereses personales a los del partido, no ven ni el peligro que representa la derecha, como hemos referido en el párrafo anterior, ni tampoco la unidad como algo necesario -digamos que conformando un bloque antineoliberal, que es ya un posicionamiento- para obtener una victoria contundente ,frente a un adversario que, -ese sí- por sus intereses mezquinos se ha unificado bajo sus siglas clásicas de PRI, PAN, PRD, apoyados por algunos de sus adláteres que actúan, o bien desde el Congreso del estado para impedir que se legisle a favor del pueblo, o bien, de manera quizá hasta inconsciente, desde el interior mismo del Movimiento de Regeneración Nacional, impugnando dirigencias, convocatorias, precandidaturas y otros asuntos más que, a su juicio, merecen ser judicializados (lo cual también es un posicionamiento, aunque equivocado), porque saben que acudiendo a ese tipo de expedientes, y con la complicidad de algunos tribunales, logran finalmente torpedear la integridad del partido, en lugar de sumar sus talentos, su creatividad y esfuerzos al plan estratégico de cambio que viene implementando Andrés Manuel López Obrador.
Y precisamente, hablando de esta visión de largo plazo, nosotros queremos subrayar la importancia que tienen para nuestro país y para su pueblo, todas las medidas que el Presidente de la República ha plasmado en su Plan de Desarrollo, 2019-2024, puesto que algunas de ellas vienen a desempeñar, y de hecho lo están haciendo, nada menos que el papel de palancas clave, con las cuales puede alcanzarse ese desarrollo, independientemente de que la derecha no esté de acuerdo con ellas, o las objete porque -como es el caso de la reforma eléctrica- lastima los privilegios de los cuales disfrutó, sin medida alguna, a lo largo de los regímenes pasados; sin embargo, nosotros sabemos que aquellas medidas que contiene el Plan de Desarrollo son, de hecho la única vía -la regia, digamos- que existe para alcanzar la soberanía e independencia que necesita nuestro país, lo cual, en el fondo significa, como dicen algunos compañeros, menos neocolonialismo y más autodeterminación de nuestro pueblo.
Por ello, termino estas líneas con un exhorto a los compañeros de Morena para volver la vista a los principios y al programa de nuestro partido, y al mismo tiempo decirle a los ciudadanos que nos mantengamos bien informados, vacunados e inoculados en contra de las mentiras que promueve la derecha.