Por: Raúl Rojas González
Ilustración: Jonathan Rosas, cortesía de Nexos
En 2019 morían unas 750 mil personas al año en México, con una edad promedio de 75 años al fallecer. Extrapolando esos números, por el crecimiento y envejecimiento de la población, en 2023 esperaríamos unos 810 mil decesos, sin contar los fallecidos por covid. Entonces, si a partir de 2023 mueren además de eso unas 63 mil personas por covid, con promedio de edad de 65 años, eso quiere decir que el 92.3 por ciento de los decesos serán “como antes” y el 7.7 por ciento restante será por covid. Procediendo como antes, asumiendo que la pérdida de años de vida promedio de las víctimas del covid es de 10 años, la pérdida de esperanza de vida en conjunto sería de 0.77 años (diez por 7.7 por ciento), es decir, 9.3 meses. Este número pudiera ser menor si conociéramos la distribución exacta de edades de las víctimas del covid, porque podríamos hacer un cálculo más fino de los años de vida perdidos por la población. Si la edad promedio de los fallecidos se desplaza más y más hacia las personas ancianas, la pérdida de esperanza de vida para el conjunto de la población sería menor. Desgraciadamente, en México los decesos de ancianos que han muerto en casa debido al covid sufren de un subregistro crónico y las actas de defunción son también ambiguas para muchas personas. Por eso no tenemos plena certeza sobre la edad promedio de las víctimas del covid.