Por: Alberto Sánchez Cervantes
Ilustración: Raquel Moreno, cortesía de Nexos
La decolonialidad y la emancipación no han sido incorporadas para su análisis y discusión en los contenidos de las reuniones del Consejo Técnico Escolar ni en el taller intensivo de formación continua efectuado en enero de 2023. Lo que han revisado directivos y maestros como el gran fin de la educación básica son los diez rasgos del perfil de egreso, en los cuales no están considerados explícitamente dichos conceptos. De hecho, los rasgos del perfil están más orientados a lo propuesto por algunas agencias internacionales, como la Agenda 2030 de la Unesco, e inclusive lo propuesto en planes de estudio precedentes. En este sentido, para directivos y docentes no es totalmente ajeno que mediante la acción educativa el estudiantado reconozca el derecho a una vida digna, viva y valore la diversidad y la igualdad de género, desarrolle el pensamiento crítico o valore sus potencialidades cognitivas, físicas y afectivas. Es cierto, puede argumentarse en favor del plan de estudios de la Nueva Escuela Mexicana que no se trata de lo mismo, que la nueva propuesta tiene la finalidad de decolonizar, emancipar y desplazar los enfoques occidentales neoliberales que promueven una educación instrumental y utilitarista. El discurso suena bien. Sin embargo, los reformadores de la NEM deberían tomar en cuenta que son las maestras y los maestros quienes controlan el proceso concreto de enseñanza y aprendizaje, y que éste tiene lugar en una institución —la escuela— constituida históricamente.